El ambiente del Auto de Fe
Mucho se habla de los ?Autos de Fe?, o ?Actos de Fe?, llevados a cabo por la Inquisici?n. Pero poco se conoce sobre el espect?culo que se llevaba a cabo, llegando muchas veces a una fastuosidad dif?cil de imaginar. No por falta de descripciones, normalmente muy v?vidas, por parte de los mismos inquisidores, que no regateaban en detalles y pormenores, por aburridos que parezcan, sino por falta de inter?s al concentrarnos en lo principal del acto, que es, por supuesto, las condenas de los reos implicados.
A mi modo de ver es muy importante echar un vistazo, por superficial que sea, al ?espect?culo? del Auto de Fe, para ?introducirnos en el ambiente? en que ten?a lugar. Y para ello he tomado la descripci?n del que tuvo lugar el 13 de enero de 1674, en el que se condenaba a muerte al joven Jacob L?pez. Jacob, hab?a sido descubierto en un barco que anclaba en Palma de Mallorca unos a?os antes, haciendo escala entre la ciudad argelina de Or?n y la toscana de Liorna, en la costa noroccidental de la pen?nsula italiana.
Result? ser hijo de una familia madrile?a, todos ellos bautizados como cristianos cat?licos, que hab?an decidido emigrar al norte de ?frica para regresar a su fe jud?a ancestral, convirti?ndose en ap?statas y herejes a ojos de la Iglesia y de sus guardianes inquisidores. Al cometer la imprudencia de acercarse a la costa espa?ola, se expuso L?pez a ser atrapado por los inquisidores y, finalmente, a ser ajusticiado.
A pesar de su juventud, no quiso Jacob renunciar a su fe ancestral y, como vemos, a mediados de enero lleg? el d?a de su ?Auto de Fe?, junto con otros reos menores.
Aqu? citamos unos fragmentos, modificando un poco el lenguaje para que sea m?s comprensible, y a?adiendo algunas explicaciones, del documento inquisitorial que describe los preparativos para tal ?acto? en la capital del reino de Mallorca.
El Convite
En primer lugar, se ?invitaba? a participar en el Auto de Fe a las autoridades. Quien recib?a este tipo de invitaci?n a un Auto p?blico, no pod?a faltar a ?l, ya que su asistencia era obligatoria.
Habi?ndose aplazado d?a fijo para ello el d?a de domingo que cont?bamos a 13 de enero de este presente a?o de 1675, a 12 de diciembre de 1674 por la ma?ana (o sea, que en diciembre sal?a la invitaci?n para la funci?n de enero), sali? de las Casas de esta Inquisici?n el Dr. Don Juan Bautista Desbach, Can?nigo decano de la Santa Iglesia y Promotor Fiscal de este Santo Oficio; asistido y acompa?ado de Pedro Antonio ?aforteza, Receptor de este Santo Oficio, Don Manuel Xim?nez de Sotomayor, Secretario, Don Juanote Desclap?s y Montorn?s, Contador, oficiales todos titulados, con acompa?amiento de carrozas se condujo al Castillo, en donde tienen su Ilustr?sima del Sr. Virrey su habitaci?n y habi?ndose dado audiencia entraron en la pieza y sentados; el dicho fiscal le puso en noticias de parte del Santo Tribunal, de la resoluci?n hab?a tomado en celebrar dicho Auto General, y le suplic? fuese servido asistir, ilustrar y autorizar tan venerable funci?n; y de all? se pas? al Palacio del Ilustr?simo y Reverend?simo Se?or Don Bernardo Cotoner, Arzobispo Obispo de esta Di?cesis para el mismo efecto, y despu?s se fue a las Casas de la Ciudad en donde hall? en ayuntamiento Su Santa de los Magn?ficos Jurados de esta Ciudad y Reino, y pas? los mismos oficios y ?ltimamente se fue a la Santa Iglesia en donde en el Aula Capitular hall? juntos al Muy Ilustre y Reverendo Cabildo de ella e hizo la misma funci?n, respondiendo as? dichos Ilustr?simos Se?ores Virrey y Arzobispo Obispo, Se?ores Magn?ficos Jurados e Ilustre Cabildo con grande alborozo de semejantes noticias, dando las gracias al Santo Oficio y que acudir?an y asistir?an con sumo gusto, por ser dicha funci?n tan del servicio de entrambas Majestades y Beneficio p?blico de este Reino reconociendo con cat?lico celo ser dicha asistencia una de sus mejores y m?s precisas y no menos sagradas obligaciones (los invitados ?deb?an? sentir mucho gusto en participar en un acto destinado a proclamar la victoria de la fe cat?lica sobre las herej?as, que hab?an sido descubiertas y que ahora ser?an aniquiladas, que si no la proclamaban, ser?an sospechosos de ser part?cipes en la herej?a. Posiblemente algunos de los invitados tuvieran verdadera alegr?a de ver la muerte de los herejes).
Preparativos t?cnicos
El documento sigue citando la larga lista de invitados, y luego pasa a describir los preparativos que tuvieron lugar para la ?funci?n?, comenzando con los atav?os de los propios invitados.
Dando la vuelta el dicho Fiscal con asistencia de dichos Ministros para las Casas de esta Inquisici?n y dado cuenta al Sr. Inquisidor el Sr. D. Francisco Rodr?guez Cos?o y Barreda, de lo referido, mand? dicho Se?or saliesen de dichas Casas de la Inquisici?n gran n?mero de familiares y ministros de este Santo Oficio todos a Caballo llevando sus cruces pendientes en el pecho y en sus capas bordadas, precediendo clarines y atabales, rematando dicho paseo D. Manuel Ximenez de Sotomayor, Secretario de este Secreto, muy de gala y su caballo ricamente encajetado, a la derecha de Domingo Ferragut, Teniente de Alguacil mayor de este Santo Oficio; y se condujeron en los lugares acostumbrados, en los cuales se public? e hizo notorio el Pueblo el d?a que se celebrar?a el dicho Auto General de Fe, y luego se despach? por todos los lugares de este Reino para el dicho efecto.
Deb?an preparar el lugar en que tendr?a lugar la ?funci?n?, preparando la tarima, los altares, etc.
Seguido esto, se trat? de dar principio a la f?brica de los tablados as? del solio para el Tribunal como tambi?n para los altares, que fueron tres en tri?ngulo, y el de los reos y lo dem?s conveniente para el dicho Auto; haciendo los dem?s Magistrados lo mismo a su costa; y para los dem?s que la Ciudad los franquea este obsequio tan debido, siendo convidadas con ministros y por parte del Tribunal.
Tambi?n los alrededores de la v?a del Borne, lugar elegido para el Auto, deb?an ser adornados adecuadamente:
Y para que las calles estuviesen limpias por donde hab?a de pasar, lo comunic? dicho Sr. Inquisidor al fiel Mostasen, Ministro universal a quien peculiarmente toca y lo mand? y ejecut? con toda puntualidad, y habiendo avisado de parte del Tribunal y por sus ministros a los vecinos por donde hab?a de pasar, entoldasen paredes y ventanas en culto de Santa Cruz, lo hicieron con toda voluntad y devoci?n.
Encomend?se asimismo a Don Pedro Antonio ?aforteza, Receptor de este Santo Oficio para que tuviese por bien de que corriese a su cuenta el entoldar el frontispicio de las Casas de la Inquisici?n y todo el circuito de su plaza, lo cual a su tiempo lo par? en ejecuci?n como Caballero y Ministro, adorn?ndolo muy ricamente de tapicer?as preciosas y cuadros primoros?simos, arqueando sus bocacalles, que todo hac?a una hermosa perspectiva, y en ella en modo muy decente se puso el retrato del Excelent?simo Sr. Obispo Inquisidor General del Sr. Valladares, que el dicho Fiscal de la Inquisici?n solicit? e hizo traer de la Corte.
Comienza la ?funci?n?
Saltando varios p?rrafos, llegamos al d?a del Auto, despu?s de haber quedado despiertos toda la noche junto a los altares preparados, estando ya repleto de gente el lugar de la ?funci?n?, oficiando una misa y dando un ardoroso serm?n en el que se explicaban los pecados cometidos por los reos y el motivo de su condena. El ?Jud?o pertinaz?, Jacob L?pez, no daba su brazo a torcer incluso cuando le amenazaban de ser quemado vivo, poniendo el inquisidor en su boca unas palabras que pueden denotar unas dudas que no parece posible que tuviera, ya que si estaba dispuesto a morir por su fe, deb?a ser ?sta muy firme en su coraz?n:
Predic? cosa de cuarto y medio tan docta y eruditamente y tan del caso como de sujeto tan grande y no menos grande y no menos ministro se pod?a aguardar: y luego se dio principio a leer las sentencias de los Reos, y cerca de las 12 del d?a se ley? la del Jud?o pertinaz y rebelde en su reprobada ley, y despu?s de esta se prosigui? en las dem?s, y a cosa de las dos y media se hizo por el susodicho Don Manuel Xim?nez de Sotomayor, Secretario, y dem?s ministros necesarios de este Santo Oficio la relajaci?n del dicho jud?o al dicho Sr. Virrey y Oidores de la Real Audiencia (?relajaci?n? significa que la Iglesia, o su delegada la Inquisici?n, no pod?an dar muerte o aplicar castigo alguno a los culpables, ya que la Iglesia es ?misericordiosa?, por lo tanto los ced?an a las autoridades civiles para que ?stas llevaran a cabo la sentencia. Esto se denomina ?relajaci?n?), siendo as? que en su sentencia el Tribunal Santo interced?a para los dichos Jueces seglares orasen con el susodicho de clemencia y misericordia (que no ser?a que le perdonasen la vida, sino que se refer?an a la ?misericordia? en el Mundo Futuro), y habiendo estado el dicho judaizante asistido y perennemente y ladeado de personas doctas religiosas, que con su doctrina y celo cat?lico procuraban con toda solicitud se redujese a la verdadera ley evang?lica de Jesucristo Santo maestro y habiendo los dichos Jueces suspendido alg?n tanto el proferir la sentencia para ver si tendr?a lugar la conversi?n de aquella alma, y viendo que permanec?a en su pertinacia (en cuyo caso ser?a primero ahorcado y luego quemado su cuerpo), echaron el fallo de que fuese quemado vivo, y fue llevado por ministros reales al valle de la puerta de Jes?s, en donde subido que fue al brasero, predic?ndole siempre las dichas personas religiosas de diversas religiones hasta encima del mismo brasero, y como este reo p?rfido jud?o estaba apoderado del demonio (cualquier cosa que dijera en su defensa, mientras no fuera ?arrepentimiento por su herej?a? era considerado como ?ser pose?do por el demonio?. Cuando alg?n reo insultaba a la Iglesia o a los Inquisidores, se le amordazaba para evitar que la gente lo oyera. Aqu? deb?a tratarse de expresiones no ofensivas), as? en el coraz?n como en la boca, ya m?s habl? palabra que importase quererse reducir a nuestra Santa Fe, y pegado lumbre a la le?a empezando las llamas a abrasarle, dijo con toda quietud de ?nimo (a su parecer) Adonay gran Dios de Israel ay de m? si ha venido y ay de vosotros si no ha venido (clamando al Creador, o poni?ndolo por testigo, hace su declaraci?n, refiri?ndose a la Venida del Mes?as, que era el centro de la discusi?n: si el Mes?as ha venido ? y es Jes?s, como opinan los cristianos ? ser? mi perdici?n por no haberlo aceptado; y si a?n no ha venido el Mes?as ? Jes?s es un impostor y por lo tanto ser? la perdici?n de sus seguidores los cristianos): que fueron las ?ltimas palabras que pronunci?, y abrasado de las aspas se resolvi? en cenizas.
Mientras el reo se consum?a en cenizas fuera del recinto de la ciudad, los Inquisidores se sentaban a comer y a beber buenos vinos, tan tranquilos, ellos y a la ?Familia?, o sea, los ayudantes, los que se dedicaban a espiar el comportamiento de los ciudadanos para dar cuentas a la Inquisici?n. A continuaci?n se le?an las condenas del resto de los reos: unos acusados ?de levi? (por causas leves), otros ?de vehementi? (por causas m?s graves) y por ?ltimo ?de formati? (aquellos que escaparon y solo su estatua ?recib?a el castigo?). Por cierto que las achas (sin ?h?) son unos grandes cirios que se llevaban en procesi?n.
A las once del d?a el dicho Fiscal coste? la comida a toda la Familia y a la dem?s Nobleza que no lo era, y en los entresuelos de la Casa tuvo siete mesas juntas con manteles de 44 palmos y 30 taburetes porque cupiera mayor n?mero, y desde el Sr. Inquisidor y los dem?s de 30 en 30 fueron bajando a comer, y fueron 7 mesas de a 30 en cada una, y la comida fue abundant?sima con vinos regalados anexos de todas maneras y pruebas, y a la tarde aguas regaladas, limonada canela y otras; y habiendo rematado en el leer las sentencias el dicho Sr. Inquisidor se visti? con su sobrepelliz y estola, y tomando el libro de Oficio en las manos en donde estaba la forma de dar la absoluci?n a los reos, y una honesta persona alumbr?ndole con una palmatoria de plata, y habiendo venido de su tablado los reos al del solio del Sr. Inquisidor y salido cuatro pajes, dos del dicho Sr. Inquisidor y dos del Sr. Promotor Fiscal con sendas achas encendidas y habiendo hecho la cortes?a al dicho Sr. Inquisidor a los S.es Virrey y dem?s Magistrados, ocuparon las cuatro esquinas del dicho solio para autorizar tan venerable funci?n, y el dicho Sr. Inquisidor dio la absoluci?n a los reos, a los sospechosos de levi primero y luego a los de vehementi y ?ltimamente a los de formati, y en la misma orden adjuraron seg?n la sospecha en su l?nea, y en el ?nterin se rezaba el salmo del Miserere (se trata del salmo 51, ? 50 seg?n el canon cristiano, que comienza, despu?s de dos vers?culos del titular ?1. al director, c?ntico de David, 2. cuando vino el profeta Nat?n cuando se lleg? a Bat Sh?va?, con las palabras ?3. api?date de m텔) por el dicho Sr. Inquisidor alternando los versos con las honestas personas que estaban presentes, y en el mismo tiempo dos m?sicos de la Capilla de la Santa Iglesia estaban al lado del altar donde se celebraba el S.to Sacrificio, cantaban a canto de ?rgano el mismo salmo del Miserere, y rematada esta funci?n el Preste enton? el Tedeum (c?ntico en lat?n que comenzaba con las frases ?Te Deum laudamus?, o sea: ?A ti, oh Dios, te alabamos?, que se cantaba en ocasiones muy solemnes), prosigui?ndolo los dichos m?sicos, y luego se descubrieron las cruces Verde y del Estandarte de la Fe y de la dicha Parroquia y tocaron las trompetas, clarines, timbales y chirim?as y todo en su mismo tiempo en se?al del gozo y contento que mostraba tener la Iglesia de ver reducidos a sus gremios a los que estaban fuera de ?l; de que antes mostraba tristeza; el dicho Sr. Inquisidor con su gran cristiandad, celo cat?lico, doctrina y con deseo fervoros?simo como de tan gran Ministro de la salvaci?n de las almas de los dichos reos los hizo una pl?tica espiritual amonest?ndoles cuanto les importaba caminar por el camino de la virtud, olvidando y apart?ndose del todo de los errores y delitos en que hab?an ca?do (deb?a amedrentar al p?blico que presenciaba el acto, aprovechando el momento para inculcarles terror al castigo que recibir?an en caso de caer en la herej?a). Se volvieron los reos a su tablado y gradas, guard?ndoles Jaime Mas, Alcaide de las c?rceles secretas de este Santo Oficio y Baltasar Mas, Familias y su ayudante; se prosigui? la misa sirviendo en ella y respondiendo los dichos m?sicos, y acabada la dicha misa los dichos reos ofrecieron sus velas al pie del altar al celebrante, y con esto tuvo fin el dicho Auto General.
Los Actos de Fe eran esto: una grandiosa demostraci?n de la fe cat?lica que, despu?s de siglos de intentar convencer ?por las buenas? en discusiones teor?ticamente pac?ficas a los descarriados, llegaron a un momento en que no hubo m?s remedio que hacer uso de la ?vara? en lugar de la ?flor?, seg?n se expresaba Francisco Garau, autor del libro La Fe Triunfante, en el que describ?a los Autos de Fe que tuvieron lugar en Mallorca en 1691.
Yo lo veo justo al rev?s. Se trataba de un acto de fe de aquellos reos que estaban dispuestos pagar con su vida por unos ideales, por una libertad de consciencia que nunca podr? ser avasallada mientras no nos dejemos avasallar.
Estos m?todos los usar?n aquellos que pierden, o que nunca han tenido, unas normas razonables, y que por lo tanto no pueden convencer al interlocutor.
Actualmente siguen atacando con sinrazones, y nuestra mejor arma sigue siendo explicar las cosas como son, despu?s de haber aprendido nosotros mismos, por supuesto, no tan solo los principios sino hasta los m?s rec?nditos pormenores de nuestra fe, ya que es all? donde nos tienden las trampas de la duda que corroen nuestras convicciones.