Vivimos en una ?poca en la cual no se acostumbra a rezar. Incluso entre la gente afiliada a una sinagoga, son muy pocos los que rezan diariamente, o siquiera una vez por semana. Los que no rezan regularmente adoptan el aire de que han superado esta etapa, de que ellos no necesitan rezar. La raz?n por la cual se afilian a una sinagoga es para identificarse con el pueblo jud?o y con la comunidad jud?a, y tal vez incluso con la fe jud?a. Pero no con la finalidad de rezar?
Algunos consideran que la arrogancia espiritual del hombre contempor?neo constituye un obst?culo para que pueda rezar. Puesto que la acci?n de rezar requiere la capacidad de sentir reverencia y gratitud, la persona inmodesta y arrogante sencillamente no puede rezar porque no siente reverencia o gratitud. Tiene demasiada fe en su propia capacidad para hacer milagros y adjudica todos sus logros a sus propias fuerzas. Carece de la necesaria medida de humildad?