La crisis de Mois?s
?Y Mois?s acord? en morar con aquel hombre; y ?l dio a Mois?s a su hija Tzipora: la cual le pari? un hijo y ?l le puso por nombre Gershom: porque dijo: extranjero soy en tierra ajena.
Y aconteci? que despu?s de muchos d?as muri? el rey de Egipto, y los hijos de Israel suspiraron a causa de la servidumbre, y clamaron: y subi? a Dios el clamor de ellos con motivo de su servidumbre. Y oy? Dios el gemido de ellos, y se acord? de su pacto con Abraham, Isaac y Jacob. Y mir? Dios a los hijos de Israel, y los reconoci? Dios. Y apacentando Mois?s las ovejas de Jetr? su suegro, sacerdote de Midi?n, llev? las ovejas a lo m?s profundo del desierto, y vino ? Horeb, monte de Dios.? (?xodo 2:21 a 3:1)
Con estos escasos versos la Tor? nos relata la vida adulta de Mois?s, desde el momento que madura y sale a ver a sus hermanos hasta el momento en que regresa a Egipto, a la edad de ochenta a?os.
Varias d?cadas son sintetizadas en estos tres vers?culos. Todo el desarrollo espiritual y la construcci?n del car?cter del Mois?s adulto nos son ocultados. ?Qui?n es el Mois?s que huye del Fara?n y qui?n es aquel que es llamado ante la zarza ardiente para liberar a la naci?n de Israel?, ?cu?les son los cambios que le ocurren?
Pero antes de detenernos en el contenido de la Parash? comparemos a Mois?s con otra gran personalidad, la de Abraham nuestro Patriarca.
Abraham tambi?n aparece en la escena b?blica en su adultez, pleno de gloria espiritual, luego de haberse transformado en Abraham haivri, el hebreo, quien proviene del otro lado del r?o, el elegido por el Alt?simo para la fundaci?n del pueblo de Israel.
Aun cuando poco sabemos de estos dos pro-hombres en el relato b?blico, el Midrash ampl?a nuestro conocimiento, en el caso de Abraham, a trav?s de la narraci?n de sus aventuras en Haran y Ur Kasdim. En el caso de Mois?s, el Midrash contin?a la misma tendencia b?blica de oscuridad, ?por qu??
La respuesta reside en una b?sica diferencia entre estas dos personalidades, en relaci?n a la naturaleza de ese per?odo desconocido en sus respectivas vidas. En el caso de Mois?s, la Tor? nos relata su vida desde la ?cuna a la tumba?, el silencio en el relato ocurre en la mitad de su vida. Sabemos del nacimiento del joven levita, leemos sobre su infancia en el palacio del Fara?n y seguimos de cerca sus acciones como un hombre joven que empatiza con el destino de sus hermanos, y luego desaparece sumi?ndose el texto en un largo silencio, que no se dilucida hasta su aparici?n varias d?cadas despu?s.
Esta desaparici?n en el medio del relato, por lo tanto, es una parte integral de la historia en s? misma. La falta de eventos representa un hito a tomar en cuenta, que nos indica el aislamiento de Mois?s para con el mundo y su profunda transformaci?n cambia el curso de su vida.
?l no contin?a en el mismo sendero que hab?a tomado hasta ese d?a, sino que se orienta hacia una direcci?n completamente nueva: el retiro y el aislamiento. El silencio del texto es una expresi?n de la vida herm?tica que vive Mois?s durante esos a?os.
Un cercano an?lisis del relato nos revela que el auto-impuesto alejamiento proviene de una crisis, ?qu? la caus? y cu?les fueron sus consecuencias?
Para responder a esto tenemos que revisar qu? le ocurri? a Mois?s previo a su partida de Egipto y su car?cter espiritual en ese momento, tal como aparece en el texto.
La Tor? nos provee de dos relatos: uno es el encuentro con el hombre egipcio que est? pegando a un esclavo jud?o, y el segundo trata sobre lo que le pas? a Mois?s cuando vio a dos jud?os peleando.
Si debemos describir la personalidad de Mois?s bas?ndonos en estas dos narraciones, dir?amos que se trata de un hombre joven con una elevada sensibilidad moral, que no puede tolerar ninguna expresi?n de injusticia. Una profunda llama moral lo ilumina desde lo m?s profundo de su personalidad al ver al egipcio peg?ndole al esclavo jud?o, y una gran sensibilidad ante la injusticia se manifiesta al ver pelear a dos miembros del pueblo jud?o.
Sin embargo hay una cualidad adicional: su naturaleza sensible. ?l debe actuar, por eso reacciona intentando corregir la situaci?n, ataca al egipcio con el fin de hacer justicia e increpa a los dos jud?os por su pelea.
Es importante resaltar el trasfondo en que se producen estas dos acciones: hasta ese momento Mois?s pas? su vida en el palacio del Fara?n, sin que nada le faltara. Siempre obtuvo todo lo que deseaba, no pas? ninguna necesidad ni discriminaci?n o injusticia dirigida hacia ?l o a los que lo rodeaban, hasta que se enfrenta de primera mano con el sufrimiento de sus hermanos. Su alma noble y sensible, sin experiencia en las turbulencias de la vida fuera del palacio, lo enfrenta con la obtusa realidad del mundo y lo sumen en una profunda crisis. Cuando ve a los dos jud?os pelear reacciona tratando de separarlos pero se da cuenta de la profunda dificultad que representa imponer justicia.
Previo a esa exposici?n con la cruel realidad, ?l nunca se hubiera imaginado una naci?n tan oprimida y humillada en manos de crueles enemigos, por lo que asume que se trata de una naci?n capaz de hacer todo lo necesario para lograr la libertad. Pero al ver la realidad socio-econ?mica en que est?n sumidos, se da cuenta que ellos no tienen el deseo ni la inclinaci?n de oponerse a su amarga situaci?n. S?lo encuentra apat?a y m?s injusticia en la manera en que el pueblo esclavizado por un tirano ve el mundo. Estos seres que viven en la opresi?n, reaccionan con desd?n y burla ante sus intentos de imponer justicia y eso sume a Mois?s en la sensaci?n que nada se puede hacer y lo que resta es desesperaci?n y depresi?n. A esta realidad Mois?s trata de darle la espalda, huyendo hacia Midi?n donde es confundido con un egipcio por las hijas de Itr?.
Pasar? un largo per?odo hasta que Mois?s logre matar al egipcio que lleva dentro, para poder acercarse nuevamente a sus hermanos. Desde las profundidades de su alma dolida por la decepci?n, opta por vivir una vida en solitario, donde ?lleva las ovejas a lo m?s profundo del desierto?
?Y vino a Horeb, monte de Dios?, su intento de aislamiento se enfrenta a su deseo de encontrar a Dios.
No encontramos a Dios en la sociedad corrupta y agresiva, sino en el desierto. All? es donde encuentra la espiritualidad y la sabidur?a, que le permitir?n bajo la tutela divina cambiar la dura realidad y poder redimir a los oprimidos. El ?nico objetivo del episodio de la zarza ardiente es sacarlo de su aislamiento y retornarlo a la esfera de la acci?n en un nivel hist?rico nacional, que est? acompa?ado del reconocimiento por parte de Mois?s de la transformaci?n del nombre de Dios, que le revela otra faceta del Alt?simo, aquella que act?a en el medio de la realidad hist?rica de la humanidad, y que lo acompa?ar? durante todo el relato del libro de Shemot.