Parash? Jayei Sar

Sara, la verdadera v?ctima de la Aked?

No es en vano que inmediatamente despu?s del relato de la Aked?, ?la atadura de Isaac?, se nos mencione que Sara muri? a la edad de ciento veintisiete a?os. Rashi explica que ?la muerte de Sara es narrada directamente luego de la Aked?, porque, como consecuencia de que su hijo fuera llevado al altar y haya estado al borde de ser sacrificado por su padre, el alma de Sara sali? del cuerpo y muri?. Y agrega: ?Sara es la verdadera v?ctima de la Aked??.
Podemos ver a Sara, que padeci? la esterilidad hasta una edad avanzada, en las palabras de la poeta Rajel Blaustein, que en 1928 escribi? el poema Uri:

??Si yo tuviera un hijo! Un ni?o peque?o,
Moreno con cabello enrulado e inteligente.
Si yo pudiera tomarlo de la mano y caminar lentamente
Por los senderos del jard?n,
Un ni?o.
Peque?o
Uri lo llamar?a, ?mi Uri!
Delicado y claro es este corto nombre.
Trozo de luz.
A mi ni?o moreno
?Uri
Lo llamar?!
A?n me amargar? como Rajel la matriarca
A?n rezar? como Jana en Shil?
A?n lo esperar?
A ?l.?

El Dolor de Sara reflejado en la teki? del Shofar

Aliza Elion nos trasmite su interpretaci?n del di?logo entre Sara e Isaac luego de la Aked?:

??D?nde has estado hijo? ?Si no hubiera sido por el ?ngel ya estar?as degollado? Bueno Isaac, este es tu mundo. No, ya no es mi mundo. No tengo lugar en ?l. Pero ahora t? est?s vivo y eso es bueno?Yo no ver? m?s tu rostro. Ya no te arrullar? en tu sue?o des?rtico con mis canciones. No voy a conocer a tus hijos. No voy a bailar en tu casamiento. Yo pens? que cuando fueras novio har?amos un gran banquete, como en tu brit mil?, y vendr?an muchas personas. Habr?a una enorme mesa llena de cosas apetitosas: Miel, para que tengas una vida dulce. Una gran cabeza de cordero, chorreando sangre, y cuyo ojo se mirara directamente al cielo, para que tengas fuerza. Nueces no, porque su valor num?rico es el mismo que pecado. Y leche, para la bondad? ?D?nde has estado hijo?… Tu rostro est? demudado. Pero sigues siendo tan parecido a tu padre. Este parecido fue una gran suerte, porque tu nacimiento fue un milagro. Nadie cre?a. ?Una mujer de noventa a?os embarazada? Yo sent? que la naturaleza misma se confund?a en mi interior. Dicen que el mismo d?a que qued? embarazada todas mis arrugas desaparecieron. Mis blancos cabellos volvieron a ser cobrizos. Tambi?n tu padre, que en su juventud ten?a la altura de 74 hombres parados uno sobre otro, y que ahora estaba encorvado y anciano, se enderez? en toda su altura. Y nuevamente fuimos como en nuestra visi?n maravillosa: dos antiguos reyes del desierto. Un hermano y una hermana que se transformaron en esposo y esposa y tuvieron un hijo. Y yo r?o, y r?o?
Pero las almas buenas en las tiendas dec?an: ?este ni?o no es de ella?. Entonces tu padre organiz? un enorme banquete. Invit? para el brit a todo el mundo. Reyes, pr?ncipes, y all? delante de todos, tu padre que era el m?s t?mido de los hombres, me dijo: ??No es momento de pudor!? Y yo me sent? y amamant? a todos los ni?os del mundo. La leche brotaba de m? como monta?as, cerros, para regar a los ?rboles y a los arbustos. Los ?rboles dieron frutos. Las grandes tierras des?rticas florecieron repentinamente con miles de flores. Mujeres est?riles tuvieron hijos. Una bendici?n vino al mundo todo. Y todos supieron que yo era la madre.
(Empieza a bailar) Ven baila. Yo no voy a bailar en tu casamiento. Pero aqu?, ahora, ven a bailar con mam?. Baila, baila hijo m?o.
Que tengas muchos ni?os. Hijas. Hijos. Como las estrellas del cielo. Como los peces en el mar. Que seas como un ?rbol recostado a la vera del agua.
Baila Isaac, baila. (Se sienta sin fuerzas)
Hay algo m?s que debo decirte. Yo pido perd?n, pido perd?n a todos. En los libros que escribieron sobre m? no me dejaron hablar? estaba parada all? dura como la ley. ‘?Vete Hagar!’ Le dije. ‘Ahora vete’, y la dej? ir con su hijo al desierto. S?lo un ?ngel te puede ayudar ahora’ Grit? tras de ella, ‘y debes saber que este conflicto no es s?lo entre t? y yo. Si no que por todas las generaciones que vendr?n, detr?s de nosotras’. Y tuve raz?n. S? Isaac, tuve raz?n. Porque esta pelea no es s?lo por un lugar?
Pero debe haber otro camino que no termine con una madre que est? sentada a la distancia de un tiro de arco, viendo a su hijo moribundo. T? debes?Y algo m?s?
Grit?,
Gimi?.
Tru?,
Teki?.
Suspir?.
Y en su voz, la voz del Shofar
Salvaje
Trajo desde su interior
Una Bendici?n.?

En Rosh Hashan? el mundo es creado, en Rosh Hashan? Sara muere. Pero sus gritos y llantos se transformaron en los sonidos del Shofar. Porque un Shofar es, en su esencia, como dijo Maim?nides, un instrumento con una cavidad en su interior?. como una mujer. Los sonidos del Shofar encierran muchos sentidos, al escucharlos podemos escuchar a Sara y la bendici?n que nos dej? con su sacrificio.

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