De Edith Blaustein
Lo que podemos aprender de la primera pareja
El inicio del libro de Bereshit nos proporciona dos relatos acerca de la Creaci?n. En el primero se nos dice que Dios cre? al hombre y a la mujer juntos, ?Var?n y hembra los cre?? (G?n., 1:27). Lo que es reafirmado en el cap?tulo V, ?Var?n y hembra los cre? y los bendijo y los llam? con el nombre de Adam? (G?n., 5:2).
En el capitulo II se nos relata la Creaci?n del hombre de esta manera: ?Y form?, el Eterno, Dios, al hombre, polvo de la tierra, e insufl? en sus narices aliento de vida, y fue Adam un ser viviente? (G?n., 2:7).
En este relato Adam se siente solo en el Jard?n en que Dios lo puso. ?No es bueno que el hombre est? solo, le har? una ayuda para ?l?, dice Dios (G?n., 2:18).
La mujer es creada para ser pareja del hombre, con un objetivo concreto: ser ?ezer kenegd??, lo que se puede traducir como ?ayuda complementaria?. Esta expresi?n plantea una contradicci?n: ?ezer? significa ayuda y ?kenegd?? en su contra, los comentaristas plantean: ?o es su ayuda, o est? en su contra?. Ser?a v?lido tambi?n decir que la mujer esta de parte del hombre o, a la inversa, est? en su contra.
Luego de la Creaci?n de la mujer, creada de un costado del hombre, advertimos que la complementariedad se quiebra ante la primera prohibici?n que deben enfrentar, ante el primer obst?culo que tienen act?an, no como una pareja, sino como individuos separados. Temerosos de unirse, no encuentran en su contraparte la ayuda para sobrellevar juntos el pecado que cometen. Lo consuman los dos, pero cada uno lo vive por separado y es este alejamiento la antesala de todas las desgracias futuras.
La primera pareja peca al comer del fruto del ?rbol de Conocimiento del bien y del mal.
?Qu? tipo de fruto era este? Los sabios nos dicen que era una vid y no la manzana que ha pasado a la tradici?n.
“Puedes comer de todos los ?rboles del jard?n; pero del ?rbol del Conocimiento del bien y del mal no comer?s, porque el d?a que comas de ?l, ciertamente morir?s” (G?n., 2:16 y 17).
En el juda?smo no existe la idea de Pecado Original tal como lo concibe el cristianismo. La pareja primigenia peca y su falta es una ense?anza para todos nosotros.
La importancia de lo que comemos
Comer es un acto de gran relevancia, la comida nos permite nutrirnos, pero tambi?n compartir. Rab? Najman de Breslav considera que comer nos otorga un grado de santidad cuando lo hacemos para enaltecer el Shabat y los Jaguim. Debemos recordar la importancia del acto de comer para elevar nuestros impulsos y no caer en el comer de forma indebida. La lecci?n que podemos extraer es que comer lo prohibido, tal como Adam y Jav? lo hicieron, es un pecado de mayores consecuencias que las que en una primera instancia podr?amos considerar. En este acto est?n implicadas emociones tales como la tentaci?n, el deseo de romper las reglas y, fundamentalmente, lo que la serpiente le dice a Jav?: ?y ser?is como Dios?, el deseo de obtener una imagen anhelada a trav?s de ingerir algo, base de todo el marketing contempor?neo.
Si consumimos tal producto tendremos amigos, seremos hermosos y la vida nos sonreir?. De todo esto la Tor? nos previene, podemos caer en esta trampa de fatales consecuencias.
Asumir la responsabilidad de nuestros actos
Veamos a la primer pareja en los instantes posteriores a haber pecado, cuando perdieron todo lo que hab?an pose?do, adquirieron la mortalidad y con eso, tambi?n, una dimensi?n desconocida.
?C?mo continuar viviendo con el dolor y el remordimiento de lo que hemos hecho? ?Cu?nto resentimiento acumulamos viendo a los dem?s como responsables de nuestra desgracia y a quienes queremos castigar por nuestro pesar?
?C?mo enfrentarnos a una realidad a la que no estamos preparados?
Es en este espejo de dolor al que nos invita el texto a mirarnos para encontrar nuestro reflejo, cada uno de nosotros es un mundo nuevo en s? mismo y, de esta forma, somos tambi?n los primeros hombres y mujeres. Podemos entender, entonces que la gran falta de Adam y Jav? fue no hacerse responsables del acto cometido.
“Cuando oyeron la voz de Dios que se paseaba en el jard?n en el fresco del d?a, el hombre y su mujer se escondieron de la presencia de Dios, entre los ?rboles del jard?n. Pero Dios llam? al hombre y le pregunt?:
-?D?nde est?s t??
?l respondi?:
-O? tu voz en el jard?n y tuve miedo, porque estaba desnudo. Por eso me escond?.
Le pregunt? Dios:
-?Qui?n te dijo que estabas desnudo? ?Acaso has comido del ?rbol del que te mand? que no comieses?
El hombre respondi?:
-La mujer que me diste por compa?era, ella me dio del ?rbol y yo com?.
Entonces Dios dijo a la mujer:
-?Por qu? has hecho esto?
La mujer dijo:
-La serpiente me enga?? y com?. (G?n., 2:8-14)
??D?nde est?s t??? es el llamado de la responsabilidad sobre los actos que realizamos en nuestras vidas. Este es el verdadero pecado de la pareja primigenia, no se responsabilizaron de sus actos y por lo tanto tampoco conocieron la dimensi?n del arrepentimiento.
En esta misma Parash? vemos que Adam le confiesa a su hijo Ca?n, otro pecador, que ?l no supo lo que significaba el arrepentimiento hasta que lo aprendi? de ?l. Esta emoci?n es tra?da por Ca?n en su di?logo con Dios, luego de haber matado a su hermano Abel:
-?Grande es mi castigo para ser soportado! (G?n., 4:13)
Adam no supo, no conoci? esta importante emoci?n: el arrepentimiento.
Arrepentirnos nos permite pasar del resentimiento por lo que hemos perdido a renacer en una nueva oportunidad. Oportunidad que ellos no tuvieron pero que nosotros s?.
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Leyenda, de Jorge Luis Borges
(Extra?do de Elogio de la sombra, Emece, Buenos Aires 1969)
Abel y Ca?n se encontraron despu?s de la muerte de Abel. Caminaban por el desierto y se reconocieron desde lejos, porque los dos eran muy altos. Los hermanos se sentaron en la tierra, hicieron un fuego y comieron. Guardaban silencio, a la manera de la gente cansada cuando declina el d?a. En el cielo asomaba alguna estrella, que a?n no hab?a recibido su nombre. A la luz de las llamas, Ca?n advirti? en la frente de Abel la marca de la piedra y dej? caer el pan que estaba por llevarse a la boca y pidi? que le fuera perdonado su crimen.
Abel contest?:
-?T? me has matado o yo te he matado? Ya no recuerdo; aqu? estamos juntos como antes.
-Ahora s? que en verdad me has perdonado -dijo Ca?n-, porque olvidar es perdonar. Yo tratar? tambi?n de olvidar.
Abel dijo despacio:
-As? es. Mientras dura el remordimiento dura la culpa.