La Historia Sagrada
Aqu? empieza nuestra historia, la Historia Sagrada, la historia de una familia especial entre el resto de las familias del mundo, la verdadera Sagrada Familia.
?Qu? tiene de especial esta familia, encabezada por los Patriarcas Avraham, Yitsjac y Yaacov? ?Por qu? atrae la atenci?n, la curiosidad, el odio y, a veces, el desprecio o la admiraci?n del resto de las familias del mundo? ?Qu? tiene esta familia, que llama fuertemente la atenci?n de los coreanos, de los ghaneses, de los japoneses?
Y ?en qu? consiste la llamada ?Historia Sagrada??
Comencemos por contestar a la ?ltima pregunta. La ?Historia Sagrada? es la historia de la fe en el Creador del Mundo. C?mo fue evolucionando la confianza de la familia de Avraham en el Creador y Se?or del mundo, hasta hacerse merecedores de recibir la Tor?. Y luego, las peripecias, los problemas, ca?das y restauraciones que tuvo el Pueblo de Israel en el cumplimiento de la Tor?.
Descubrir al Creador
Avraham comienza un largo proceso de interacci?n con el Creador quien, desde los albores de la creaci?n, se hab?a ocultado de sus criaturas tras una pantalla de ?Naturaleza?. Avraham es capaz de reconocerlo dentro y por encima de la Naturaleza y obra en consecuencia.
Este ?obrar en consecuencia? le presenta unos dilemas muy dif?ciles, unas ?pruebas? de las que sale vencedor una y otra vez. Se convierte en ?pr?ncipe de D?ios? entre los pueblos vecinos. Es capaz de defender la vida de los malvados, porque es capaz de reconocer, incluso en ellos, la imagen divina b?sica en que fueron creados. Es optimista, siempre dispuesto a ver el lado positivo de las cosas y de poner en su verdadera proporci?n los defectos de la gente. Este lado positivo que permite rectificar cuando hemos cometido una falta, en lugar de caer en el pesimismo de la desgracia, que podr?a hundirnos en la desesperaci?n.
Y exige que los dem?s aprendan de su propio ejemplo y sigan su camino. Somos capaces de mejorar. Tenemos un resorte interior, la conciencia, que nos permite reconocer nuestras malas acciones y nos permite que nos ocupemos en rectificar nuestro camino y reparar los desperfectos que hemos hecho.
Esto molesta a la gente. La gente prefiere encerrarse en sus defectos ?naturales?, sin fuerzas para buscar la soluci?n. Porque la soluci?n exige un esfuerzo diario, en cada momento de nuestra vida, no solo de cambiar las condiciones en que vivimos sino, principalmente, de cambiarnos a nosotros mismos.
Avraham trasmite este mensaje, este modo de vivir y de comportarse, a su hijo y a su nieto, cada uno con una personalidad completamente diferente, con unas fuerzas vitales dis?miles, y los tres forman una base s?lida sobre la que se construye un nuevo Pueblo, con unas peculiaridades ?nicas en el mapa de los pueblos del mundo.
?Qu? es la Fe?
Mucho se ha escrito sobre esta palabra y su significado. La Fe.
La palabra ?fe? es un sin?nimo de ?confianza?. En el juda?smo, se entiende por ?fe? la relaci?n de confianza entre dos entes. Una persona puede tener fe en su hijo, puede ?saber? que su hijo se portar? correctamente, a pesar de los retos que se le presentan en la vida. Esta confianza nace de un conocimiento del modo que tiene el hijo de comportarse, de c?mo reacciona ante los retos. Cada experiencia del hijo que el padre presencia, refuerza su fe en su hijo, que sabr? salir airoso del reto. El hijo puede sorprender al padre con las soluciones que encuentre, tal vez lejos de la imaginaci?n del padre, pero que son la respuesta que el hijo da a los problemas a los que ?l, no el padre, se enfrenta.
Lo mismo decimos nosotros de nuestra relaci?n con el Creador. Tenemos confianza en ?l. Nuestra confianza no consiste, ?ni much?simo menos!, en pensar que D?ios debe hacer lo que nosotros queremos, que tenga que satisfacer nuestras peticiones. La confianza significa que nos fiamos que la respuesta que da D?ios a nuestras peticiones es la m?s adecuada para nosotros, aunque est? muy lejos de lo que nos imagin?bamos, o esper?bamos, que responder?a.
Hay quien cree que D?ios ?debe? contestar a nuestras peticiones del modo que nosotros esperamos. No es este el punto de vista del juda?smo. El Creador tiene un plan para este Mundo, y para nosotros dentro de este Mundo. Cuanto m?s integrados e identificados estemos con este plan divino, m?s f?cil ser? que ?l responda ?satisfactoriamente? a nuestras peticiones, que no ser?n m?s que lo que ?l mismo quiere. Cuando la persona est? alejada del plan divino, no hay ninguna garant?a que sus peticiones sean atendidas, a no ser que ?l lo considere necesario para que la persona reaccione positivamente, como explica el rey Shlom? en el discurso de inauguraci?n del Templo (1? Reyes 8:41-43).
El Padre de la Fe
Avraham es el Padre de la Fe, el que ense?a a sus hijos y a sus alumnos a vivir coherentemente con esta confianza en el Creador, por mucho que las apariencias ?demuestren? lo contrario.
La parash? de Lej Lej? es una primera ventana abierta a la vida de Avraham, las luchas que debe librar consigo mismo, con los egipcios o con los arameos, que cuestionan el punto de vista y el modo de vida de Avraham.
En sus primeros ochenta y cinco a?os le llaman ?el mulo est?ril?, no tan solo por no tener hijos, sino porque su camino era considerado ?est?ril?, sin posibilidades de crecer, de desarrollarse: un camino para un individuo raro, fuera de la sociedad. Y es parte del desaf?o en su fe en el Creador. Y tambi?n cuando nace su primer hijo, que no se siente capaz de seguir el camino de su padre y la lucha que surge entre su mujer y la madre de este hijo, es un nuevo reto para ?l.
Al leer entre l?neas la historia de nuestro padre Avraham vamos descubriendo el coraz?n del Patriarca que ?amaba al Se?or? y aprendemos las lecciones que nos proporciona, dispuestos a ponerlas en pr?ctica en nuestra vida particular. Estos cap?tulos, y los de las dos siguientes parash?s, deben estar grabados profundamente en nuestra mente, en nuestro coraz?n, y deben servirnos de gu?a en todo lo que emprendemos.