En muy pocas ocasiones establece la Tor? una relaci?n lineal de causalidad entre acci?n cometida y castigo recibido. Esta parash? nos relata sobre una epidemia de cierta variedad no cl?sica de la lepra, conocida en hebreo como”tsara’at”, que ataca a quienes incurren en la calumnia o la injuria (Lash?n Har?).
“Tsara’at”, no es una patolog?a f?sica sino espiritual; es la manifestaci?n exterior de desviaciones ?ntimas del individuo, de ?ndole moral y espiritual. El individuo que calumnia o injuria est? afectando y debilitando al conjunto de la sociedad, al esparcir el germen de un mal que lleva en su propio interior.
Su condena es, por consiguiente, una enfermedad f?sica que le obliga a alejarse del campamento, del pueblo, de la sociedad, y permanecer aislado, en soledad. El castigo pretende ser un corrector: al oblig?rsele a estar solo, se espera que el individuo comience a valorar realmente la necesidad de formar arm?nicamente parte de la sociedad. Y el ?nico a quien se encomienda la curaci?n del enfermo de tsara’at es al coh?n, el sacerdote, y no al m?dico; con lo que se reafirma el concepto de enfermedad espiritual y de ra?z no fisiol?gica.
De esta parash? se desprende que existe una relaci?n profunda entre el alma y el cuerpo de la persona (N?fesh y Guf). Lo que sucede en la mente, en el pensamiento de la persona y en su boca, no son procesos aislados, sino que son parte de un todo que incluye una relaci?n de armon?a entre cuerpo y alma, entre lo espiritual y lo material.
La Tor? otorga singular importancia a la palabra, base de la comunicaci?n humana. Lo que un hombre dice alberga lo que dicho hombre es. La palabra entanto medio de comunicaci?n, es expresi?n de lo que uno es. La comunicaci?n en s? es importante, pero logra s?lo una relaci?n entre el ser humano y su pr?jimo; la expresi?n, es la comunicaci?n con uno mismo, entre la propia persona y la esencia de su individualidad. El ser humano tiene que conocer el contenido y trasfondo de sus propias palabras e identificarse con ellas, antes de usar la palabra como un medio para comunicarse con su pr?jimo.
El Talmud equipara la maledicencia con el asesinato en otro plano, mucho m?s sutil que el f?sico, es posible da?ar de modo irreversible a trav?s de la palabra
Hoy, cuando se ha perdido en gran parte la valorizaci?n de la palabra, la Tor? nos recuerda que es posible con el verbo crear y tambi?n matar; y que, por consiguiente, debemos procurar para la palabra el mayor respeto, para preservar la armon?a y la responsabilidad en cada sociedad en que vivimos.
No era que los apartaban a los leprosos los aislaban los mandaban al campo….