Rabino Nissan Ben Avraham
El consejo del suegro
Es la parash? de la entrega de la Tor?, cuando Mosh? sube al Monte Sinai para recibir las Tablas de la Ley y toda la Tor?, Oral y Escrita.
Es la parash? en que todo el Pueblo de Israel se eleva a un nivel espiritual inusitado, ang?lico, muy por encima de la naturaleza humana que conocemos.
Es la parash? en que todo el Pueblo se re?ne, sin rencillas, convirti?ndose en lo que el rey David dec?a, cuatrocientos a?os m?s tarde, ?un Pueblo Uno en la Tierra?. Un pueblo ?nico y unificado. Un pueblo sin par, como dice la Tor?, en el cap?tulo 4 del Deuteronomio, ??qui?n es un Pueblo tan grande, que tiene un D?ios cercano a ?l, como el Se?or nuestro D?ios, cada vez que le llamamos??
Por ello debemos entender el motivo por el que la parash? comienza, precisamente, en el cap?tulo 18, el cual habla del Tribunal establecido por Yitr?, el suegro de Mosh?, quien no pertenec?a al Pueblo de Israel.
Seg?n nuestros Sabios, el suegro de Mosh? era un experto en religiones, como podemos ver en nuestra parash?, cuando exclama: ?ahora s? que el Se?or es mayor que los otros dioses??. Tiene conocimientos teol?gicos, tiene experiencia como sacerdote de Midy?n. Y hab?a huido de la religi?n, de cualquier religi?n, al ver el gran fraude, el enga?o, ?el opio de las masas?, que encerraba. Hab?a perdido la esperanza de tomar contacto con el Creador del Mundo. Como dec?an los fil?sofos griegos, que D?ios tiene cosas m?s importantes por hacer que tener que estar pendiente de nuestros actos o de nuestras oraciones.
Viene el suegro de Mosh?, el midyanita, y reconoce su error: hay contacto entre el Creador y su creaci?n. Y ha elegido revelarse precisamente por medio del Pueblo de Israel, por medio de su yerno Mosh?.
La opini?n divina
Al llegar, es recibido con grandes honores por Mosh? y su hermano Ahar?n. Y a la ma?ana siguiente asiste a una jornada especial. ?De qu? ?ma?ana siguiente? estamos hablando? Dicen nuestros Sabios que se trata del d?a 11 de Tishr?, despu?s del Yom Kipur, el d?a siguiente al descenso de Mosh? del Monte Sinai. Tres veces subi? Mosh? y permaneci? cuarenta d?as y cuarenta noches: la primera vez fue para recibir las Tablas de la Ley, que rompi? al ver el Becerro de Oro. La segunda vez fue para pedir perd?n para el Pueblo. Y la tercera y ?ltima fue para recibir las segundas Tablas, despu?s de conseguido el perd?n.
Al d?a siguiente, pues, asiste Yitr? a una sesi?n de justicia administrada por Mosh?. Muy extra?a le resulta, ya que el ?nico juez es Mosh?. Y el p?blico que acude es de lo m?s diverso: ancianos que quieren saber c?mo conseguir el grado de profec?a; mujeres que quieren saber c?mo casherizar su cocina o si la gallina ha sido degollada correctamente; ni?os que ri?en por una bolsa de canicas. Todos quieren conocer la decisi?n de Mosh?.
Yitr? protesta. ???Qu? haces?! ?Por qu? est?s t? aqu? solo, juzgando a todo el Pueblo??
La respuesta de Mosh? es sorprendente: ?el Pueblo viene a escuchar la opini?n divina?.
Son capaces de solucionar sus problemas entre ellos, pueden acudir a cualquier intermediario para solucionar sus rencillas. Podr?an preguntarle a cualquier otro el modo de degollar los animales o de comprobar si son aptos para el consumo. Pero ellos no se contentan con esto, sino que quieren conocer la opini?n divina. No quieren una soluci?n humana, sino la voluntad del Creador.
Cierto que, seg?n el Midrash que hemos visto, esta situaci?n tuvo lugar despu?s de la entrega de la Tor?, pero aun as? demuestra el estado de ?nimo del Pueblo. Ya estaba en ellos mucho antes de llegar al Sinai. Desde el momento en que vieron que se renovaba el contacto entre el Creador y los representantes del Pueblo, desde el momento en que vieron las milagrosas plagas cayendo sobre las cabezas de sus opresores, anhelaron el momento en que este contacto se convirtiera en algo mucho m?s cercano, m?s personal.
Al salir de Egipto entonaron un c?ntico que conclu?a con el deseo de construir el Templo al Creador, expresando de este modo su deseo de cercan?a a ?l. Y saben que esta cercan?a se consigue, precisamente, por medio de los Mandamientos, que reflejan la Voluntad del Creador. Por esto acuden a Mosh?, que ha estado ciento veinte d?as en presencia del Creador, hasta que su rostro resplandece como un sol, y ha aprendido el verdadero significado de cada mandamiento y de qu? modo sirve, precisamente este mandamiento, en este momento y de esta manera, para acercarnos al Creador.
Perfeccionamiento Universal
El hombre es un ser muy complejo, con much?simas facultades, muy diferentes la una de la otra. Y todas ellas deben tener su propio modo de tomar el contacto anhelado con el Creador. Por esto tenemos gran cantidad de Mandamientos. Cada uno de ellos corresponde a una facultad de nuestra personalidad, ya que todas ellas quieren perfeccionarse seg?n las directrices divinas. Dicen nuestros Sabios que si alguien acaba su vida sin haberlas perfeccionado correctamente, aparece en el Otro Mundo con un miembro mutilado, y esto significa que no ha completado las posibilidades que el Creador le ha confiado.
Pero para que el Pueblo de Israel pudiera alcanzar este punto ?lgido, la Humanidad deb?a llegar tambi?n a un nivel adecuado de desarrollo social. Ya en tiempos de Avraham, el rey Hammurabi public? el primer c?digo de leyes conocido, y con ?l comienza la era de la Tor?: la Ense?anza. El Pueblo de Israel sigue desarroll?ndose hasta ser digno de recibir la Tor? divina, que pule y purifica las leyes humanas, y as? puede recibirla en un acto sobrenatural, junto al Monte Sinai. No ser?a posible este paso, por mucho que el Pueblo se desarrollara, sin que la Humanidad no hubiera dado tambi?n sus pasos adecuados. Somos la punta de la flecha, pero la punta no servir?a de nada si no hubiera una flecha tras ella.
La Tor? otorga a las leyes humanas el punto de vista divino, como dice Mosh? a su suegro, que ?el Pueblo viene a escuchar la opini?n divina?. Es precisa la estrecha colaboraci?n entre Israel y el resto de la Humanidad, ya que somos un ?Reino de Servidores? (?ste, y no otro, es el significado del vers?culo 6 del cap?tulo 19, y seg?n lo explica Najm?nides): servidores del Creador y al servicio de la Humanidad, como el coraz?n sirve, distribuyendo los nutrientes por medio de la sangre, al resto de los ?rganos del cuerpo.
Nuestra responsabilidad no se limita al cumplimiento de unos mandamientos para nuestro propio provecho personal o nacional, sino que es una responsabilidad universal, de la que no debemos, ni podemos, librarnos. As? lo declaramos en la oraci?n de ?Alenu leshab?aj?, en la que expresamos nuestra voluntad de reparar el Mundo seg?n las directrices de su Creador. Tal vez por ello haya estado desperdigado el Pueblo de Israel entre las otras naciones durante casi veinte siglos, para fomentar los lazos con ellas, para hablar todos los idiomas y conocer todas las culturas, para sentirnos cercanos a todas ellas, sin perder nuestra identidad y guardando las distancias requeridas para nuestra funci?n.
yo soy no judio, si estudio tora y guardo la ley y creo en la venida del mesias ya soy judio? en que consiste esa llegada del mesias
Shalom Jorge, el ser jud?o siginfica atravesar un proceso formal y espiritual. Evidentemente usted est? atravesando el proceso espiritual mediante el estudio y cumplimiento de las mitzvot, pero igual de importante es el contacto con una comunidad y un rabino, presentarse a un tribunal rab?nico y sumergirse en la mikve al final del proceso.