Rabino Nissan Ben Avraham
Las Plagas
Los Hijos de Israel acaban de atravesar el Mar de la Ca?a, mal llamado ?Mar Rojo?, y se adentran en el desierto del Sinai.
Han tenido unas experiencias muy especiales. Durante varios meses han presenciado las Diez Plagas enviadas por el Creador, que han azotado a los egipcios, mientras ellos se liberaban poco a poco de la servidumbre. En las Plagas no tan solo vieron el castigo merecido de sus crueles amos, sino que recib?an, en cada una de ellas, una nueva lecci?n sobre el Creador: que ?l existe, que sabe lo que ocurre en el mundo, que interviene milagrosamente para llevar a cabo sus planes?
Despu?s de la ?ltima Plaga salieron, tras una larga noche de vigilia, con sus familias y sus ganados, con las prendas tomadas de sus vecinos, en camino hacia lo desconocido. Al cabo de menos de una semana sintieron los pasos de los egipcios que no quer?an perder su mano de obra gratuita, pero milagrosamente desaparecen en las aguas del Mar de la Ca?a.
Los Manantiales de la Parash?
La Tor? dice que Mosh? (?xodo 15:22) tuvo que obligarles a abandonar las orillas del mar, ya que se dedicaban a despojar los cad?veres de los soldados egipcios que se hab?an ahogado en el mar. El mismo vers?culo dice que anduvieron tres d?as en el desierto sin encontrar agua.
A continuaci?n (id. 15:23-26) vienen vers?culos que hablan de Mar?, el manantial de aguas amargas, que fueron dulcificadas gracias a las instrucciones divinas. Poco despu?s (id. 15:27) encontramos los doce manantiales de Elim. Y, finalmente, casi al final de la parash? (id. 17:1-7), la ?creaci?n? del manantial por medio del golpe que le dio Mosh? con su vara a una de las rocas, en el lugar llamado Mas? y Mriv?.
No cabe duda que los doce manantiales de Elim esconden algo especial, ya que estamos hablando de las Doce Tribus de Israel que comienzan un peligroso viaje por el desierto. En el mismo lugar hab?a tambi?n setenta palmeras datileras, que nos remiten al salmo 92, que habla del Justo, que se parece a una palmera que da fruto, por lo que las setenta palmeras de Elim parecen se?alar inequ?vocamente a los setenta jueces del Gran Tribunal. En este vers?culo no hay quejas ni protestas, sino tan solo la indicaci?n que acamparon all? ?sobre las aguas?.
Diferentes son las otras dos referencias citadas, la de Mar? y la de Mas? y Meriv?, en las que hay protestas de los Hijos de Israel.
Aguas Amargas
En la primera de ellas, Mar?, la queja parece muy justificada. Llevan tres d?as de camino por el desierto sin encontrar agua y cuando, por fin, encuentran un manantial, resulta que sus aguas son amargas. No es raro que el pueblo est? desesperado y le proteste a Mosh? diciendo ??qu? beberemos??. Tampoco hay ?represalias? por la protesta, sino que el Creador le indica a Mosh? c?mo solucionar el problema.
Pero en Mas? y Mriv? parece ser que hay algo incorrecto, ya que vemos una protesta contra todo el proceso de la Salida de Egipto, Mosh? cree que le van a lapidar y el Creador llama el nombre del lugar Mas? y Meriv?, que significa algo as? como ?Prueba y Ri?a, como dice (id. 17:7) ?por la ri?a de los Hijos de Israel y por haber probado al Se?or??
En el relato de las Aguas Amargas el Midrash nos sorprende al decir que, en realidad, era un manantial de agua dulce. Solo cuando los Hijos de Israel llegaron a ?l, las aguas se convirtieron en amargas. El Midrash explica que los Hijos de Israel hab?an llenado sus cantimploras con agua milagrosa del Mar de la Ca?a, que no se menguaba por mucho que bebieran de ella. Esto caus? gran angustia a la gente, que tem?a que el milagro no durase para siempre y que, de pronto, toda el agua desapareciera.
Es l?gico: el milagro depende de nuestra conexi?n con el Creador. Cuando nuestro comportamiento es adecuado, no es de extra?ar que el Creador nos ayude, incluso con milagros. Pero, ?qui?n me asegura que ma?ana seguir? port?ndome bien? ?C?mo puedo estar seguro de ser merecedor, tambi?n ma?ana, de este milagro? La gente prefiere una vida ?normal?, en la que la comida y la bebida no ?depende? de mi comportamiento.
Cuando vieron el manantial, que sab?an que conten?a aguas dulces, se dijeron: ?por fin dejamos de depender de los milagros y volvemos a la vida normal?. Y entonces las aguas se vuelven amargas.
Dice el Creador: ??Qui?n te ha ense?ado que solo el milagro es ?milagroso??? Todo depende de la palabra divina, todo el Universo depende de la voluntad del Creador, tanto lo que se rige por las leyes de la Naturaleza, que el Creador impuso, como tambi?n los milagros, las actuaciones ?sobre?-naturales, que est?n por encima de estas leyes naturales. Por esto, despu?s de haber endulzado el agua, les impone unas primeras leyes sobrenaturales, leyes de Tor?, que les ayuden a ver la mano divina dentro de la Naturaleza.
Un Largo Curso
Esto no basta. La siguiente estaci?n son los manantiales de Elim, en los que nos insin?an el orden de las Doce Tribus, dirigidas por un Tribunal de Setenta Sabios que deben ense?arnos, a cada uno en particular, a descubrir c?mo cada paso que damos, cada acto o incluso pensamiento, tiene sus repercusiones.
Pero esto es un estudio largo y duro. En el cap?tulo 16 aparece la comida milagrosa, el Man?. Esta comida depend?a, tambi?n ella, del comportamiento diario de la gente. No puedes guardar de un d?a para otro. Si hoy te has portado bien y has conseguido recoger el Man? sin gran esfuerzo f?sico, tambi?n ma?ana debes seguir port?ndote bien, ya que el esfuerzo del d?a anterior no basta.
Esto debe reforzar la confianza en nosotros mismos. Nuestro comportamiento es perfectamente controlable, no debemos desesperarnos de nosotros mismos, perder la fe en nuestras capacidades espirituales. Durante cuarenta a?os se fueron entrenando en este curso espiritual, aprendiendo que el alma tiene much?sima m?s fuerza que los malos instintos.
El lugar en que tuvo lugar la prueba del cap?tulo 17 aparece como ?Rfidim?. Este nombre es interpretado como ?manos d?biles?. Se debilit? el vigor de la gente, al cabo de pocos d?as. El agua desaparece, se acaba, y de nuevo vienen las quejas. En realidad, cada vez que falta agua podr?amos considerar la queja como justificada, ya que no hay vida, especialmente en el desierto, cuando falta el agua.
No Nos Ha Abandonado
Pero el Pueblo ri?e con Mosh? y pone en duda todo el proceso que ha tenido lugar hasta entonces. Todo ha sido un enga?o. Nos has sacado de Egipto para morir en el desierto.
Peor, a?n. El vers?culo 7 dice: ??por haber probado al Se?or diciendo: ?est? el Se?or entre nosotros, o no??. Nos hemos portado mal, se han debilitado nuestras manos y, por ello, el agua ha desaparecido. Esto significa, piensan, que el Se?or les ha abandonado.
Pero no es as?. La elecci?n divina del Pueblo de Israel no desaparece por el hecho de que el Pueblo peque, se porte mal o pierda la confianza en s? mismo. La elecci?n divina se basa en algo much?simo m?s profundo y no depende de cambios clim?ticos, ni de cambios socioecon?micos, ni de cambios, siquiera, de comportamiento del Pueblo, como quisieron hacernos creer los cristianos y los musulmanes. Ellos piensan que un mal comportamiento detectado en el texto b?blico y en el hecho de la destrucci?n del Segundo Templo y la dispersi?n del Pueblo, significa que la elecci?n divina ha sido abolida o cambiada por otro.
Su error es grave.
Precisamente en los peores momentos es cuando estamos m?s cerca del Creador. Como una persona enferma: los familiares y los vecinos se re?nen para ayudarle, le alimentan y le limpian la casa, le compran las medicinas y le hacen compa??a para que no se sienta solo. En realidad, ?por qu? est? enfermo? Seguramente se lo merece, ya que no hay injusticia ante el Creador. ?Precisamente! Este es el motivo por el que necesita m?s nuestra ayuda.
No solo nuestra ayuda, sino que tambi?n el Creador le apoya en estos dif?ciles momentos. Resulta mucho m?s f?cil llegar a ?l en estas ocasiones, y aprovechar el momento para no solo salir de la enfermedad, sino alcanzar niveles mucho m?s altos de los que ten?a antes. Desesperarse y creer que el Se?or le ha abandonado, para nosotros, no es solo un error sino un pecado reprochable.
De los primeros pasos en el desierto debemos aprender a no quedarnos sin agua. El agua espiritual, la Tor?, las ense?anzas de nuestros Sabios, la Palabra Divina. No pueden pasar tres d?as sin agua.
De aqu? aprendieron nuestros Sabios que no deben pasar tres d?as sin leer la Tor? en p?blico. As? se estableci? que se leyera el comienzo de la pr?xima parash? en la sinagoga, aparte de la lectura del shabat, tambi?n en lunes y jueves, para evitar tres d?as seguidos sin lectura de Tor?. Cada uno de nosotros debe actuar en consecuencia y dedicar tiempo para el estudio de la Palabra Divina cada d?a y cada noche y, bajo ning?n concepto, dejar que pasen tres d?as sin agua de Vida.