Rabino Nissan Ben Avraham
Entrando al Santuario
La oraci?n por excelencia del juda?smo es la llamada ?Amid??, o ?Shmon?-Esr??.
Es una oraci?n compuesta por una serie de bendiciones, siete en Shabat y en d?as festivos, o diecinueve en d?as laborales, que se repite tres veces al d?a, por la ma?ana, por la tarde y por la noche.
Es precisamente en este momento, al recitar esta oraci?n, que debemos sentirnos en contacto directo con el Creador. Por ello nos instruyen nuestros Sabios (en el Cuzar?) que debemos hacer uso correcto de nuestra imaginaci?n, reviviendo la experiencia nacional en que estuvimos ante el Monte Sinai para recibir la Palabra Divina, o cuando acud?amos al Tabern?culo o al Templo, o el momento en que nuestro Patriarca Avraham puso a su hijo sobre el altar en el Monte Mori?.
O imaginarnos que somos el Sumo Sacerdote que entra, una vez al a?o, en Yom Kipur, al C?desh ha-Codashim, al Sancta Sanctorum, el lugar m?s santo del mundo donde estaba colocada el Arca de la Alianza, para interceder por el Pueblo de Israel. Por esto, antes de comenzar esta oraci?n nos giramos en direcci?n del Templo y damos tres pasos al frente, como si entr?ramos al C?desh ha-Codashim, y al final damos tres pasos atr?s, como si sali?ramos. El Sumo Sacerdote entraba solo en este d?a, mientras que nosotros podemos, ?debemos!, entrar tres veces cada d?a.
El esquema de la Amid?
Si hacemos un esquema de la Amid?, podemos ver que se divide en las tres primeras bendiciones, el pr?logo, y acaba con tres bendiciones, la despedida, que son inalterables, tanto en d?as laborales como en festivos. Y entre pr?logo y despedida hay, en d?as laborales, trece bendiciones de ?peticiones? y en festivos una sola bendici?n que hace menci?n de la santidad del d?a en cuesti?n.
Los Patriarcas
La primera bendici?n hace referencia a nuestros Patriarcas. Nosotros sabemos que el Creador puede y quiere estar en contacto con el mundo que cre?, con la Humanidad. Los Patriarcas son la prueba de que esto es posible. Los fil?sofos griegos, en su af?n por elevar el concepto de la Primera Causa, que es como denominaban al Creador, lo consideraban como un ser alejado de las nimiedades del mundo. No pod?an comprender c?mo el Rey del Mundo podr?a ocuparse y preocuparse de las necesidades de unos desgraciados humanos que imploran Su merced. Se basaban en la frustrante experiencia de querer llevar a cabo tal contacto con el Creador, sin los resultados esperados: esto les llev? a considerar que las oraciones no le llegaban, o no le importaban.
Nosotros decimos que las oraciones s? pueden llegar a ?l, por supuesto. El problema es que hay algunas ?condiciones? sin las cuales las oraciones no tienen el efecto esperado. Debe purificarse el alma, debemos dirigir el mensaje ?a la direcci?n adecuada?. Ya que el Creador estableci? una jerarqu?a de administradores de su Voluntad, los id?latras creyeron que pod?an dirigirse a estos ?intermediaros? como si tuvieran voluntad propia y les dirig?an sus oraciones. Por supuesto no recib?an ninguna respuesta y si cre?an recibir alguna, no eran m?s que enga?os que se hac?an a s? mismos. Solo aquellos que consegu?an abstraerse de la nefasta influencia id?latra y dirigir su oraci?n al Creador del Mundo pod?an suponer que la oraci?n hac?a su efecto deseado.
Por esto es muy importante estudiar una y otra vez el libro de Breshit, el G?nesis, para concienciarnos con el modo de actuar de nuestros Patriarcas, los pioneros de la fe en el mundo, los primeros que instauraron un contacto estable con el Creador, demostrando que esta relaci?n directa con el Creador es perfectamente posible, cuando se cumplen las condiciones.
La resurrecci?n de los Muertos
La segunda bendici?n habla del poder del Creador. Por supuesto que el Creador tiene poder inmenso, ilimitado. Por supuesto que puede hacer lo que le d? la gana en este mundo. Esta bendici?n intenta transmitir otro mensaje.
Hay enfermos. Seguramente hay un buen motivo para su enfermedad: hay un juez supremo y no puede ser que ocurra algo ?que se le escape?. Si est? enfermo es porque se lo merece. Entonces, ?por qu? rezamos para que se cure? Cuando rectifique su comportamiento, ya le enviar? el Creador la cura merecida. As? opinan algunos que, consecuentemente, proh?ben las medicinas y los m?dicos y declaran que es una intervenci?n prohibida en los juicios divinos. Nosotros decimos que no, que nuestra misi?n es, precisamente, ayudar a aquellos que han ca?do, a aquellos que tienen problemas (por merecidos que sean). Esto es el ?tik?n olam?, la Reparaci?n del Mundo, que depende de nosotros.
Hay quien la llama tambi?n ?la Resurrecci?n de los Muertos?, efectivamente mencionada en ella y que con lo que firmamos la bendici?n. Pero no se refiere tan solo a la resurrecci?n, sino tambi?n a la cura de los enfermos y la ayuda a aquellos que han ca?do. M?s bien podr?amos hacernos la pregunta clave: ?a qu? muertos se refiere?
No, no se trata de ?todos los muertos?, sino de unos muertos muy especiales, mencionados en el cap?tulo 37 del libro de Yejezquel (Ezequiel), en la famosa visi?n de los Huesos Secos. En esta profec?a, Yejezquel nos habla de unos restos humanos, unos huesos secos depositados en un valle, a quienes se dirige el Creador orden?ndoles que regresen a la vida. Se unen los huesos uno al otro, la carne los recubre, los tendones los ligan, la piel los envuelve y, al final, se les insufla el alma. El vers?culo 11 nos aporta el significado de la profec?a: estos huesos son toda la Casa de Israel desperdigados en la Di?spora, que dicen que se han secado sus huesos, que han perdido la esperanza. Y en el vers?culo 12 a?ade: profetiza y diles que as? ha ordenado el Se?or, que se abren las tumbas para que salgan de ellas y les permita regresar a su pa?s, a la Tierra de Israel.
La Santificaci?n del Nombre
Solo entonces llegamos a la tercera bendici?n, la Santificaci?n del Creador.
Si hubi?ramos declarado en primer lugar la Santidad del Creador, como hac?an los fil?sofos griegos, no hubi?ramos sido capaces de continuar nuestras oraciones. Si es tan alto, tan perfecto, tan sabio, etc., ?para qu? son necesarias mis oraciones? Solo despu?s de afirmar que el contacto es posible, es necesario y es una de nuestras obligaciones el conseguirlo, podemos declarar su inmensa santidad.
Por cierto, convendr?a entender un poco el significado de esta palabra. ?Qu? significa ?Santo?? Nuestros Sabios explican que con esta palabra nos referimos a alguien o a algo separado de los dem?s, por una esencia diferente o por una funci?n diferente. Normalmente ser? para algo positivo, aunque en alguna ocasi?n en la Tor?, o en las profec?as, se usa esta expresi?n para algo negativo.
Al decir que el Creador es Santo, nos referimos a que est? separado de todo lo que conocemos, que es de una esencia completamente diferente, inasequible para nosotros, de un ?comportamiento? diferente a lo que podr?amos imaginarnos o, como dice el Profeta Yesha?y? (Isa?as 55:8), ?mis pensamientos no son como vuestros pensamientos, ni mis caminos son como vuestros caminos?. La repetici?n en el vers?culo de Yesha?y? (6:3) ?Santo, Santo, Santo? la explica el ?traductor?, Yonat?n ben Uziel, diciendo: ?Santo en las alturas de los Cielos, lugar de Su Presencia; Santo en la Tierra, obra de Su poder; Santo por siempre y por los siglos de los siglos?.
El servicio del Templo
Antes de ver las peticiones que forman el cuerpo de la Amid?, pasaremos a las tres ?ltimas bendiciones, la ?despedida?.
La antepen?ltima bendici?n es la que habla de la restauraci?n del Templo. Puede resultarnos extra?o todo lo referente al Templo. ?Para qu? lo necesitamos? ?Para qu? son necesarios los sacrificios que en ?l se hac?an?
Esto ya supone una largu?sima explicaci?n, que no vamos a exponer aqu?. Nos limitaremos, de momento, a declarar que, siendo que todas nuestras oraciones no son m?s que una pobre sustituci?n del Servicio del Templo, lo correcto ser?a que se reinstaurara el original, que ser?a much?simo m?s eficaz. No podemos imaginarnos la tremenda importancia del Templo y de lo que ocurr?a en ?l. Es el lugar por el que llegan las bendiciones divinas al mundo y por el cual suben nuestras peticiones: ?el cuello?, como lo denominan nuestros Sabios.
El agradecimiento de los agradecidos
Hace unos dos mil cuatrocientos a?os nos llamamos ?jud?os?, ya que la tribu de Yehud? qued?, despu?s del destierro de las otras Diez Tribus y la asimilaci?n de la tribu de Binyam?n (y sin contar a los Levitas y Cohanim, que conservan su identidad tribal). El nombre Yehud?, como vemos en el cap?tulo 29 de Breshit, significa ?agradecimiento?, por lo que los jud?os deben ser ?los agradecidos?, los que dan las gracias.
Por esto tenemos gran cantidad de modos de bendecir al Creador, somos expertos en dar las gracias a quien verdaderamente se las merece. Y tambi?n sabemos agradecer a todos aquellos que se ponen al servicio del Creador para cumplir Su Voluntad.
En la pen?ltima bendici?n le agradecemos al Creador. En primer lugar, por todos los milagros y favores que nos hace a diario. Pero, principalmente, por el proceso de Salvaci?n expresado en la misma oraci?n de la Amid?, que a?n no hemos analizado. En esta bendici?n nos postramos ante el Creador doblando nuestro cuerpo por la cintura ?hasta que las v?rtebras hagan ruido?, seg?n la expresi?n talm?dica. Y cuando el Jaz?n repite la oraci?n en voz alta, nos sumamos a ?l y recitamos un agradecimiento resumido, como aparece en el sidur.
Completo
La ?ltima bendici?n es la de ?Shalom?, la paz.
Para nosotros, la paz no es algo temporal, algo forzado o algo a medias. La palabra ?shalom? est? estrechamente relacionada con ?shalem?, que significa ?completo?, ?entero?. La paz debe ser la culminaci?n del proceso, llevarlo al m?ximo que podamos esperar.
Al despedirnos con este saludo de un amigo o familiar, expresamos nuestro deseo de que se vean cumplidos sus mejores deseos, que no haya problemas que impidan llegar a esta tranquilidad de haber culminado el proceso que lleva a cabo. Y as? tambi?n nos despedimos de este encuentro con el Creador en la Amid?, expresando nuestro deseo de ver cumplido el proceso de la Salvaci?n.