Por Rabino Nissan Ben Avraham
Al final del cap?tulo 16 leemos la historia de la huida de Hagar, la sierva de Avram, de casa de sus amos por lo que ella considera ?malos tratos?. Huye al desierto, hasta que un ?ngel la encuentra y habla con ella para que regrese.
La historia es conocida, pero recapitulemos. Nuestro Patriarca Avram (antes de convertirse en Avraham), llevaba ya diez a?os en la Tierra donde le hab?a enviado del Creador, y su mujer Saray (la futura Sar?) no hab?a conseguido entrar en estado. Ella misma propone a su marido que acepte a su esclava Hagar para que, en caso de que ella quede embarazada, pueda criar Saray al hijo y cuente como si fuera suyo. El trato entre ellos indica que Hagar se convierte en esposa solo frente a Avram, pero sigue siendo esclava de Saray.
Hagar queda embarazada enseguida, y esto la lleva a pensar que tiene m?s m?ritos que su ama Saray, a quien menosprecia. Al darse cuenta de ello, Saray se queja a su marido y ?ste le da permiso para corregirla como mejor vea conveniente.
El texto b?blico dice, a continuaci?n, que Saray la tortur?. Nuestros Sabios nos explican que hay muchos tipos de tortura. La que emple? nuestra Matriarca no fue f?sico. Hasta aqu?l momento estaba acostumbrada a tratar a los siervos y las siervas como siguieron haci?ndolo sus descendientes mientras dur? la esclavitud: les trataban como personas humanas que eran, sin mencionar su estado de esclavitud, sin maltratos ni vejaciones.
Respeto a la persona
El Talmud menciona que no debe demostrarse al p?blico el estado de esclavitud: no puede llevar tu ropa y la toalla detr?s de ti cuando vas a los ba?os p?blicos, ya que de este modo todos se dan cuenta que es tu esclavo. Esto lo menciona el Talmud con respeto a los esclavos hebreos, pero los Sabios afirman que nuestros patriarcas lo aplicaban hacia sus siervos, que en aquellos tiempos, por supuesto, no eran jud?os. Como ya digo, los jud?os siguieron comport?ndose de este modo a lo largo de la historia.
La tortura que practic? Saray con su sierva fue, sencillamente, obligarla a agacharse ante ella para atarle los zapatos, trabajo que en cualquier otra cultura del mundo de aquella ?poca (y me consta que hasta hoy en d?a en muchos lugares) no hubiera resultado extra?a en absoluto. Con ello recalcaba que era una sierva, y no deb?a menospreciar a Saray.
Hagar no estaba acostumbrada a que la trataran de aquel modo, as? que huy? de casa. Pero la encuentra un ?ngel que le dice: ?Hagar, sierva de Saray, ?de d?nde vienes y a d?nde vas?? y ella no tiene m?s remedio que contestar ?huyo de mi ama Saray?, reconociendo su estatus social. Al fin y al cabo regresa a casa y no se menciona m?s que la ?torturaran?, ya que su actitud hab?a cambiado.
?Qu? m?rito deb?a tener, a pesar de todo, al recibir la visita de un ?ngel, que la redirige! Nuestros Sabios afirman que Hagar estaba acostumbrada a ver ?ngeles en casa de Avram, y por ello no se inmut? al ver que un ?ngel hablaba con ella.
Capacidad visual
En relaci?n con esta capacidad visual de que disfrutaba Hagar, viene unos vers?culos interesantes (16:13-14), en el que se repite la ra?z ?Ra?? (cuyo significado es ?ver?) tres veces: ?y denomin? el nombre del Se?or que habl? con ella ?T? eres el D?ios que ve?, ya que dijo ?incluso aqu? he visto despu?s de haber visto?? y a continuaci?n: y por ello denomin? el manantial ?fuente del (D?ios) Vivo que ve?. Hagar se emociona al comprobar que su visi?n, la capacidad de visualizar a los emisarios del Creador, no ha desaparecido al alejarse de la casa de Avraham. Pero tambi?n se emociona al comprobar que la visi?n es rec?proca, que tambi?n el Creador sigue vi?ndola a ella, a pesar de este alejamiento f?sico.
Muchas veces nosotros nos preocupamos, y nos preguntamos si ?Alguien? se preocupa por nosotros. No da la impresi?n de ?escapar? a la supervisi?n del Creador, que nos ha abandonado, que no hace caso a nuestras oraciones. Tal vez sea cierto, ya que esta ?supervisi?n divina? depende principalmente de nosotros. Cuanto m?s nosotros le tenemos en cuenta a ?l, tanto m?s ?l nos tiene en cuenta a nosotros. La relaci?n es completamente rec?proca, y comienza con nosotros mismos.
La sierva de Saray ha entrado a la casa de una familia excepcional. En ella ha aprendido a valorar la Presencia Divina en cada paso, en cada expresi?n, en cada momento de la vida cotidiana. Ha aprendido a ver la imagen divina reflejada en cada persona humana, hijos de Adam que fue hecho a imagen del Creador, aun cuando esta imagen est? muy borrosa, muy diluida, muy confusa, como ocurr?a con los habitantes de Sdom y ?Amor? (Sodoma y Gomorra).
Por supuesto que su nivel espiritual est? muy lejos del nivel de los Patriarcas. No puede compararse el nivel de unas personas que llevan a?os esforz?ndose en mejorar sus virtudes, en mejorar su visi?n espiritual en todos los aspectos, y el de una mujer que acaba de descubrir este mundo espiritual tan especial tan solo unos pocos a?os antes.
De todos modos, no le negamos su enorme valor, al ser capaz de reconocer estos valores. ??Cu?ntas personas hay que no quieren reconocer estos valores a pesar de tenerlos a su lado, en su mism?sima personalidad?! ?Cu?ntas personas no se atreven a desarrollar estas virtudes, por miedo a que ?les obliguen a renunciar? a cosas a las que se han acostumbrado? Hagar se esforzaba por cambiar, se esforzaba por mejorar.
Valores esenciales
Aun as?, le faltaba algo esencial. La paciencia y la humildad son caracter?sticas de nuestra educaci?n. La humildad es necesaria, imprescindible, para aprender. Si uno cree que ya lo sabe, ?c?mo va a aprender algo nuevo? Seguramente se convertir? en una persona que cree estar ya preparada para todo, sin necesidad de esforzarse, sin saber pasar por las etapas necesarias. La paciencia es indispensable para ser capaz de sacarles todo el jugo a las etapas, para perfeccionar cada punto y para no desanimarse cuando no todo sale bien de buenas a primeras.
Hagar cree haber llegado ya a la cumbre de su desarrollo espiritual. Es capaz de ?ver cosas?. Pero no es capaz de seguir trabajando ni de reconocer los valores de otras personas. El ?xito le ciega los ojos. Por ello necesita que el Creador le abra de nuevo la visi?n, tal y como hizo el primer d?a en que conoci? a los Patriarcas, para comenzar de nuevo el proceso. A la larga, sabemos que no lo consigui?: Sar? la expuls? de su casa (en el cap?tulo 21) al comprobar que ?el atasco? espiritual de Hagar y de su hijo Yishma?el perjudicaban peligrosamente el desarrollo de su hijo Yitsjac.
Nosotros no queremos atascarnos. Queremos proseguir nuestro desarrollo espiritual y nos armamos de paciencia y de humildad para conseguir esta visi?n espiritual, cuya cumbre est? en los Patios del Templo, el lugar en que el Creador nos ve y se deja ver.
Es fascinante esta lectura necesito m?s para no quedarme como este ejemplo!!! Saludos
Gracias por tan hermosa reflexion de vida. Shalom.