Rabino Eliahu Birnbaum
Toda cultura concibe distintas formas de relacionamiento y compromiso entre personas e instituciones. Nos vinculamos entre las personas y con las instituciones, por escrito u oralmente, ya sea a trav?s de la emoci?n, del intelecto, o de la ley.
En esta parash?, la Tor? pone ante nosotros una formulaci?n distinta de compromiso: el Pacto.
“Todos vosotros est?is hoy presentes ante el Eterno, vuestro Dios: vuestros jefes, vuestros ancianos y vuestros oficiales de justicia, con todos los hombres de Israel; vuestros peque?os, vuestras mujeres y los extranjeros que moran en vuestro campamento, desde el talador de ?rboles hasta el aguatero; para ingresar en el Pacto con el Eterno tu Dios y en el juramento en que se compromete el Eterno contigo hoy. Con ello te consagra hoy como pueblo Suyo, siendo El tu Dios, como lo hab?a jurado a t?, a tus padres y a Abrah?m, Itzj?k y Iaak?v. Pero no solamente con vosotros celebro este Pacto, sino tambi?n con los que no est?n presentes hoy aqu?”.
El Pacto que formula la Tor? estipula la necesidad de dos partes, claramente diferenciadas y obligatoriamente presentes, aceptando el pacto de modo expl?cito. De un lado est? Dios; del otro, el pueblo de Israel, compuesto de personas a las que, en el momento del Pacto, se refiere Dios en singular, cual si de un ?nico individuo se tratara.
El pacto se realiza siempre entre dos partes, que mantienen su independencia pero que no obligatoriamente son rec?procamente iguales o equivalentes. El concepto de pacto es aplicable a Dios con el hombre, a un hombre con una mujer, a dos hombres o instituciones de costumbres o ideolog?as diferentes: dos hombres o entidades “iguales” no necesitan de un pacto. Es ocioso pactar con uno mismo.
A diferencia de contratos, convenios, normas y leyes -todos ?stos formulaciones humanas de relaci?n a t?rmino- , el Pacto est? fundamentado en el concepto de fidelidad por encima de los beneficios. Un pacto necesita y establece un objetivo y un compromiso com?n, hacia el que los aliados se dirigen, y al que supeditan los elementos que los hacen diferentes entre s?.
El mundo en que vivimos ha contribuido a debilitar en el pueblo jud?o, el concepto y la consecutividad del pacto. Las relaciones interpersonales e interinstitucionales se basan en normas y contratos, que var?an de acuerdo a cada coyuntura.
De hecho, gran parte de la crisis del juda?smo en el mundo postmoderno es la prescindencia, la ausencia del pacto en la vida cotidiana de los jud?os, el debilitamiento de su conexi?n con el juda?smo, con el pueblo jud?o, con la memoria colectiva, con la di?spora y con el Estado de Israel.
Probablemente, de igual modo, gran parte de la soluci?n posible a la crisis general que enfrentamos, radica en la renovaci?n individual, de cada uno, del pacto heredado; como medio para lograr nuevamente una identidad colectiva fuerte y sana, que torne vigente a nivel de todos nosotros el pacto que, subyacentemente en cada momento de nuestras vidas, nos ha protegido y nos protege, cuanto nos ha comprometido y compromete.
Obrigado, igualmente!