Rabino Nissan Ben Avraham

Las Seis Ciudades Refugio
Ya casi al final del libro de Bmidbar , en el cap?tulo 35 y a partir del vers?culo 9, podemos leer m?s instrucciones sobre el tema de las ciudades refugio. La primera noticia ya la recibimos en el cap?tulo 21 del libro de Shmot , cuando dec?a que en caso de herir a una persona sin intenci?n premeditada, deber?a huir al lugar que le ser?a preparado.
La Tor? establece que debe haber seis ciudades especialmente preparadas para albergar a todos aquellos que han cometido un homicidio involuntario. Tres ciudades a cada lado del r?o Yard?n : Gol?n, Ramot y B?tser en el lado oriental, estas las conocemos del libro de Dvarim (cap. 4). Y Quiryat Arb?, Shjem y Qu?desh en el lado occidental, como aparece en el libro de Y?hosh?a (cap 20).
Negligencia
Como ya vimos en el libro de Shmot antes citado, en caso de cometerse un homicidio se supone, como dice el vers?culo 12, que el homicida merece la pena de muerte. Debe entenderse ante todo que al atentar contra la vida de otra persona, aunque fuera sin ninguna mala intenci?n, es un hecho muy grave cuya consecuencia directa es que el valor de la vida del homicida desaparece. No se juega con esto.
Cierto es, dice el vers?culo siguiente, que si el homicidio no fue premeditado no vamos a quitar la vida del homicida, a pesar del grav?simo error cometido, ya que la falta de alevos?a lo convierte en algo que puede ser rectificado en la persona del homicida. Cierto que en el muerto ya no hay remedio, tanto si matamos al culpable como si ?ste rectifica su comportamiento, y no nos ocupamos en este art?culo de la cuesti?n de la supuesta injusticia de esta muerte. Aqu? vemos tan solo lo que se refiere al homicida.
Cuando el homicidio ha sido por negligencia, significa que el que lo caus? no hab?a tomado las precauciones adecuadas para que no tuviera lugar. La sociedad no puede comportar que personas con este tipo de negligencia se paseen libremente por la calle, ya que son sumamente peligrosos.
Ciudades Universitarias
Por ello establece la Tor? que debe haber un sistema de educaci?n y de reeducaci?n.
En primer lugar, por supuesto, el mejor m?todo de reparar una desgracia es evitar que esta se produzca. Medicina preventiva.
El sistema educativo del Pueblo de Israel estaba en manos de la Tribu de Lev?, como dice la Tor? en el cap?tulo 33:10 del libro de Dvarim, repetido en el libro de Mal?aj? (2:7). Los levitas son los responsables de la educaci?n del Pueblo, y el Midrash dice que su misi?n era ?ce?irse la cintura con una cadena de hierro y viajar de ciudad en ciudad y de pueblo en pueblo para ense?ar a la gente el buen comportamiento?. Cuando esta misi?n se cumple correctamente, no hay necesidad de rectificaciones o de reeducaci?n.
Los levitas estaban esparcidos entre el resto de las Tribus del Pueblo, como vemos en estos mismos cap?tulos que hemos visto, en Bmidbar 35 y en Y?hosh?a 20: dos o tres ciudades lev?ticas en cada tribu, en un total de 48 ciudades. De este modo estaban cerca de los ciudadanos, ocupado cada uno en su heredad. Estas ciudades podr?an definirse como un prototipo de las ?ciudades universitarias? de nuestros d?as. Cierto que el tema principal de estudio no era otro que la Santa Tor?, pero igualmente cierto es que para poder profundizar en el estudio de ?sta es necesario conocer perfectamente todas las especialidades de las ciencias naturales, matem?ticas, astronom?a, f?sica y qu?mica, arquitectura y arte, ya que sin tener suficientes conocimientos en todos estos temas ?profanos? no se podr? entender gran parte de lo que dice la Tor?. El sistema propuesto por la Tor? consist?a en unas centrales regionales de las que irradiaban unos maestros cualificados que recorr?an los pueblos y ciudades vecinos y de este modo elevar el nivel intelectual de la naci?n. Por desgracia los jueces de Israel de hace tres mil a?os no cumplieron con su misi?n, como dice el Midrash al final del libro de Shoftim .
Reeducaci?n
De todos modos la Tor?, en nuestro cap?tulo, indica que en caso de que la educaci?n recibida no haya bastado para evitar un desastre como el homicidio por negligencia, el mejor medio para rectificar el da?o (de nuevo, no el del muerto sino el del homicida) es mandarlo a una de estas ciudades lev?ticas.
As? dice el Talmud, que todas las cuarenta y ocho ciudades lev?ticas serv?an igualmente de ciudades refugio. La diferencia que hay entre las ciudades refugio ?oficiales? y las que son simplemente ?lev?ticas? reside en las condiciones de cada una de ellas. En las seis ?oficiales? la residencia del homicida es gratuita y la ciudad lo ?capta? sin m?s, mientras que en las otras cuarenta y dos ciudades es necesario que pida permiso para instalarse en ella y que pague alquiler.
Los levitas deb?an encargarse de reeducar al homicida explic?ndole, por medio de los diferentes estudios de la Tor? en todos sus campos, la importancia y la santidad de la vida humana y la gravedad de su actuaci?n negligente.
Respeto a la Vida
Deben inculcar en ?l el respeto reverencial a la vida, tanto la propia como la ajena. El cuidado que debe tenerse a no causar el menor rasgu?o o contusi?n, o cualquier tipo de ofensa o insulto que atente contra la vida espiritual o an?mica. La Tor? est? llena de instrucciones sobre estos temas, especificando los l?mites de cada una de las prohibiciones y el modo de repararlas.
Todo esto est? destinado a convertir el homicida negligente en una persona responsable de sus actos, que sepa evitar situaciones peligrosas para la integridad de sus semejantes. El compromiso de los levitas se refleja en la halaj? que impone que deber?n alojar al homicida, proporcion?ndole trabajo y comida mientras dure su per?odo de reeducaci?n.
La responsabilidad ministerial se refleja en la halaj? que dice que la muerte del Sumo Sacerdote marca el momento en que los homicidas pueden regresar a sus hogares. Como cabeza de la instituci?n, deber?a haberse asegurado, con la educaci?n adecuada y con las oraciones en el Templo, que tales accidentes no tuvieran lugar. Desde el momento en que su tarea no ha sido cumplida adecuadamente, las madres y esposas de los homicidas rezar?n para que el Sumo Sacerdote muera lo antes posible, para que su ser querido pueda salir de su reclusi?n. Esto deber?a incitar al hijo de Ahar?n a cumplir m?s fielmente su misi?n educativa, comprobando que la negligencia desapareciera del pueblo, que no hablar de la alevos?a.
De aqu? debemos aprender en primer lugar la importancia de la vida humana, en todos sus sentidos: el f?sico en todos sus detalles de prevenci?n de enfermedades, contusiones, heridas etc. y mejora general de la salud. En el sentido an?mico al evitar las ofensas, insultos y menosprecios y animando el desarrollo de todas las capacidades humanas; y en el sentido espiritual, al proporcionarle lo necesario para prosperar hacia el nivel de los sabios y profetas. Si no somos capaces de leer y entender as? los mensajes de la Tor?, significa que no hemos comenzado a?n el verdadero estudio de la Palabra Divina que nos ha sido encomendada.