?Hay cambios de humor en el Creador?
La Tor? y el resto de las Sagradas Escrituras est?n llenas de nombres, atributos del Creador y expresiones relacionadas con ?l. Comenzando por los m?s populares como ?santo?, ?misericordioso?, etc., y hasta los verbos que le describen con comportamientos humanos como el ?ver? y ?escribir?, etc.
Mucho se ha escrito sobre este tema, ya en los fil?sofos cl?sicos del juda?smo y en otros libros a nivel m?s popular. Y precisamente por lo mucho que se ha escrito sobre estos temas muchas veces resulta dif?cil sacar cosas en claro.
Por una parte, los fil?sofos griegos llegaron a la conclusi?n que el Creador no puede tener cambios de humor ni mutaciones, ya que todo ello demuestra flaqueza, inestabilidad o imperfecci?n. Y lo convierten en un ser lejano, desconectado de la creaci?n, insensible a las oraciones de los hombres.
Por otra parte, los textos sagrados, la Tor? y el Tanaj, lo describen como un ser que s? est? en contacto con la Humanidad, que s? escucha las oraciones, que interviene en lo que ocurre en el Mundo. Y a simple vista, parece que estos textos inducen a pensar que el Creador tiene los mismos sentimientos que podr?a tener una persona humana: c?lera y amor, se arrepiente y cambia de opini?n. Y hay que tener en cuenta que los mismos textos sagrados afirman que ?l es inmutable e inescrutable.
Dos grandes obras
Dos grandes fil?sofos jud?os cl?sicos hablaron de estos temas: Yehud? Halev? y Maim?nides y les dedicaron unos libros que deben estar en la biblioteca de toda casa jud?a, o mejor dicho, sobre su mesa en estudio continuo. El primero de ellos escribi? el libro del Cuzar? y el segundo la Gu?a de los Descarriados o de los Perplejos.
Este ?ltimo libro est? dedicado casi todo a explicar sistem?ticamente, precisamente, las expresiones que parecen atribuirle al Creador un comportamiento humano, o una corporeidad parecida a la de sus criaturas.
Maim?nides explica en su libro, y luego declara que es uno de nuestros principios de fe, que el Creador no tiene cuerpo ni imagen corp?rea, por lo que los textos que parecen asegurar lo contrario deben ser entendidos de otro modo, en otra de las acepciones de los vocablos. Por ejemplo, el verbo ?ver? no implica que tenga ojos, ya que puede significar ?percepci?n intelectual?, al igual que un ciego ?puede ver?, puede entender, lo que otro le explica. No se trata de darle un significado retorcido, filos?fico, a las expresiones, sino sencillamente una de las acepciones del vocablo que no desmienta el principio de incorporeidad del Creador.
Pero con esto no basta, ya que, como decimos, hay verbos m?s dif?ciles de explicar, como que el Creador ?se entristeci?? por lo ocurrido, ?se arrepinti?? de lo que hab?a hecho.
Cuatro grupos de atributos
En el libro del Cuzar?, divide rab? Yehud? Halev? a los atributos divinos en cuatro grupos: los atributos que llama ?activos? son aquellos que se refieren a la actuaci?n divina por medio de las leyes naturales. La Naturaleza es el resultado de la creaci?n divina, y por lo tanto sus leyes responden a su voluntad. Por medio de ellas el mundo adelanta hacia la meta que el Creador le ha impuesto. La lectura de la Tor? y del Tanaj nos ayuda a reconocer la mano divina escondida tras estas leyes naturales.
El segundo grupo es el de los atributos ?accesorios?, que en realidad son todos aquellos relacionados con los sentimientos del alma humana. Como dice el rey David en el libro de los Salmos (66:16): ?os contar? lo que ha hecho a mi alma?. Como un poeta que relata sus sentimientos en palabras escogidas cuidadosamente, y que cuando el lector las lee, comprendiendo su verdadero significado, revive en su interior los mismos sentimientos que tuvo el poeta. Aqu? los atributos divinos reflejan su actuaci?n sobre nuestra alma.
En el tercer grupo habla el Cuzar? de los llamados atributos ?negativos?. Tambi?n Maim?nides usa esta misma terminolog?a, en su cap?tulo 58 de la Primera Parte, cuando explica que al referirse al Creador pueden usarse solo los negativos, que vienen a decir que el Creador ?no es lo contrario de lo que digo?, pero tampoco puedo afirmar que sea lo que estoy diciendo. Ambos autores explican que al intentar dar un atributo positivo a alguien, ?est? vivo?, por ejemplo, podemos confundirnos y pensar que ?nace, crece, se multiplica y muere?, como hacen la mayor?a de los vivos, cosa que no es cierta en el Creador. Por lo tanto debe entenderse ?nicamente que ?no est? muerto?, con el significado de ?l puede actuar, al contrario de los falsos dioses que son ?dioses muertos? que no act?an.
El cuarto grupo en el Cuzar? es el de los atributos que acompa?an al Nombre Inefable, el Tetragrama, que implican una actuaci?n sobrenatural, m?s all? de los l?mites que imponen las leyes de la Naturaleza. Precisamente uno de los m?s conocidos es el de ?Tsevaot?, que significa ?ej?rcitos?, y que se refiere a los dos ej?rcitos que est?n a sus ?rdenes: el ej?rcito angelical y el de los Hijos de Israel. La primera en usar este atributo junto con el Tetragrama fue Jan?, la madre del profeta Shmuel, y luego el alumno de su hijo, el rey David, lo usa mucho en los Salmos.
No podemos conocer Su esencia
Pero todos los autores jud?os explican y repiten una y otra vez que todos estos atributos no implican que estemos hablando de Su esencia, que est? completamente fuera del alcance de nuestro entendimiento, sino que expresan ?nicamente sus acciones en Este Mundo, o mejor a?n, en el hombre, que desea siempre ponerse en contacto con ?l. Es lo que los Sabios del Z?har describen como ?los vestidos? del Creador, con los que se reviste al ponerse en contacto con nosotros: ?como un anciano en el Tribunal, o como un joven guerrero en la batalla?. Son tan solo el modo en que nosotros podemos captar su presencia, pero no su esencia.
En el texto conocido como ?pataj Eliyahu?, le?do en muchas comunidades antes de las oraciones de la ma?ana y de la tarde, dice el Z?har que el Creador ?tiene sabidur?a, pero no como la sabidur?a conocida, y tiene entendimiento, pero no como el entendimiento conocido? ya que ?l est? muy por encima de las capacidades humanas.
Capacidad de percepci?n
En realidad, dice Maim?nides en el cap?tulo 59, mucho depende de la capacidad de percepci?n de las personas, ya que no es lo mismo lo que nuestro maestro Mosh?, o el rey Shlom?, fueron capaces de percibir, que lo que nosotros podemos llegar a entender. Los atributos cambian seg?n el grado de percepci?n de los hombres y permiten que aquellos que se esfuerzan en penetrar en el sentido m?s profundo de tales atributos, accedan a un mayor entendimiento de lo que ?l hace, y por qu? hace, c?mo y cu?ndo, en nuestro mundo.
De todos modos, el ser humano siente una necesidad de tomar contacto con el Creador, y de dirigirse a ?l, y por lo tanto necesitamos usar los atributos divinos para referirnos a ?l. La cuesti?n es ?c?mo hacerlo? ?Qu? atributos nos est? permitido usar?
Maim?nides asegura, citando palabras del Talmud, que si no fuera que las alabanzas est?n escritas en la Tor? y que los profetas las establecieron en nuestras oraciones, no podr?amos siquiera mencionarlas, puesto que, como dice el vers?culo en los Salmos (65:2) la mayor alabanza es el silencio. Por lo tanto, la costumbre jud?a es limitarse a aquellos que fueron establecidos por los ?ltimos profetas, en las oraciones tradicionales del juda?smo.
Relatar Sus alabanzas
Por otra parte, un famoso vers?culo del libro de Yesha?y? (Isa?as 43:21) dice ?Me he creado este pueblo para que relate mis alabanzas?. Las palabras prof?ticas deben entenderse en el sentido de que debemos reconocer la Mano del Creador en cada detalle de nuestro mundo, en nuestro planeta y fuera de ?l, en nuestro cuerpo y en el de los animales que conviven con nosotros, en los paisajes y en la tecnolog?a. Debemos saber explicar con palabras comprensibles, con profusi?n de detalles, c?mo toda esta creaci?n proviene de la Mano Divina, c?mo est? todo interrelacionado y conectado con la gran meta que el Creador puso a este mundo en que vivimos. Estas son las alabanzas que deben o?rse de nuestra boca incesantemente.