Huyendo del colegio – Comentario a al parash? de Bha?alotj

Rabino Nissan Ben Avraham

100_4522Los peligros del camino

El libro de Bmidbar es el libro del camino. El camino que lleva al Pueblo de Israel hacia su meta, la Tierra Prometida. Y en el camino siempre hay obst?culos, por el mero hecho de haber salido del entorno familiar, de haberse desconectado de la ?casa?. Los caminos son peligrosos. Por lo tanto, debemos saber prepararnos adecuadamente para ser capaces de hacer frente a tales peligros.

Desde el comienzo del libro y hasta el cap?tulo d?cimo hemos visto las preparaciones, hemos intentado averiguar el significado de cada uno de los mandamientos que hab?a en estos cap?tulos como preparaci?n para el camino que deb?an emprender.

La parash? de B?ha?alotj? describe las ?ltimas preparaciones y la salida al camino desde el Monte Sinai hacia la Tierra Santa. Y tambi?n la ca?da.

?De qu? sirve?

Nos preguntamos ?de qu? han servido todas estas preparaciones si, al cabo de tan poco tiempo ya han sufrido una dura ca?da? Podr?amos pensar que el cumplimiento de estos mandamientos no sirve para nada, que ?nos defraudan?. Podremos creer (?D?ios nos guarde de tan terrible error!) que los mandamientos no son divinos, que no son m?s que invenci?n humana que no siempre funcionan.

La respuesta podr?a ser que sin las preparaciones la ca?da hubiera podido ser mucho m?s grave, hubiera podido tener m?s ca?das.

Tambi?n puede ser que la preparaci?n no se ha llevado a cabo correctamente. Tal vez faltaba algo, alg?n ingrediente sin el cual la preparaci?n no alcanza el grado necesario para poder proteger al Pueblo del peligro que le est? acechando.

En medio de sus impurezas

Cierto que el Tabern?culo est? entre ellos, pero tambi?n podemos decir que est? entre ellos ?a pesar? de su mal estado, como dice el vers?culo que el Creador ?habita con ellos dentro de sus impurezas? (Lev?tico 16:16) y esto no basta para salvarles de los peligros.

Pero, ?c?mo librarnos de estas impurezas? ?A qu? se deben?

En el proceso de aprendizaje de la persona humana, y por ende tambi?n del Pueblo, hay una condici?n que dice que mientras no haya voluntad por parte del alumno, todo lo que vaya aprendiendo quedar?, en el mejor de los casos, almacenado en alg?n lugar de su cerebro, pero no pasar? a formar parte de su vida.

La voluntad, el inter?s por lo que se estudia, es el que permite, junto con otras condiciones, que el conocimiento sea asimilado por la persona. El inter?s procede de una comprensi?n b?sica que el conocimiento que se nos presenta nos es importante, es valioso, es necesario para nuestro futuro. Pero cuando no hay inter?s, cuando nos parece, con o sin raz?n, que este conocimiento no es necesario, o que nos molesta, ser? almacenado y olvidado, o ser? grabado con errores. Y esto es lo que llamamos ?impurezas?.

Huyendo del colegio

Nuestros Sabios dicen que el Pueblo de Israel mostr? su defecto al marchar del Monte Sinai. Dice el Talmud (Shabat 116), como un alumno que huye de la escuela por miedo a que le den m?s trabajos. Con esto demostraban que no comprend?an la importancia de los Mandamientos Divinos, que los ve?an como imposiciones extra?as que no ten?an nada que ver con ellos.
As? es. Nos cuesta comprender la importancia de los Mandamientos, que solo por medio de ellos podemos alcanzar nuestra propia realizaci?n. El Z?har los denomina en varias ocasiones ?Consejos?, en lugar de ??rdenes?. Mientras no seamos capaces de comprender esto, no seremos capaces de asimilarlos, de hacerlos parte de nuestra personalidad, seguir?n llenos de imperfecciones, de impurezas. Y esto mismo nos lleva a pensar que el cumplimiento de los mandamientos ?nos defrauda?.
A pesar de todo esto, el Creador desea que triunfemos y nos presenta una y otra vez la oportunidad de aprender, de asimilar el conocimiento divino, de limpiarlo de sus impurezas y de cumplirlo correctamente, sin errores.

Un proceso interior

A lo largo del camino, cuando se repiten los fracasos, comienza un proceso interior, espiritual, lejos de los focos publicitarios, en el que comenzamos a reconocer que nos faltaba inter?s en el aprendizaje. Empieza una nueva fase de concienciaci?n interna de que estos mandamientos nos son necesarios, imprescindibles, y que no tenemos m?s remedio que comprender que son parte integral de nuestra propia personalidad, que no podremos realizarnos sin su cumplimiento.

Nos cuesta much?simo reconocer esto, porque implica que debemos cambiar de actitud y que es necesario recomenzar todo el proceso dando un nuevo sentido a nuestra vida. Toda nuestra rutina deber? ser repasada, punto por punto, para reconocer los puntos d?biles en los que hemos cometido errores de aprendizaje, deberemos prestar mucha m?s atenci?n a los peque?os detalles que pueden parecer insignificantes pero que, al fin y al cabo, revelan nuestra actitud hacia el Mandamiento, hacia la voluntad Divina.

Presencia Divina

Dos vers?culos separan en la parash? los textos que hablan de las preparaciones antes del inicio del viaje y de los que hablan del viaje en s?. Estos dos vers?culos hablan de la Shejin?, Presencia Divina que viajaba junto con los hijos de Israel por el camino desierto. Viene esto a decir que muchas veces nos da la impresi?n de que, despu?s de haber ca?do innumerables veces, ya no somos dignos de la ayuda divina, pero que esto no es as?. Al contrario, el Creador nos ayuda precisamente en estos momentos de crisis, nos fortalece para que no perezcamos en la depresi?n que nos embarga en el momento m?s negro de la crisis.

Por desgracia, no tenemos en el d?a de hoy un Tabern?culo o un Templo en el centro de nuestro campamento, pero s? podemos seguir sintiendo la Presencia Divina entre nosotros, a un nivel m?s bajo, por supuesto, pero Presencia al fin y al cabo, que se manifiesta en peque?os milagros a los que ya estamos acostumbrados, pero tambi?n en milagros m?s se?alados en ocasiones especiales, a veces protagonizados por aquellas personas que se mantienen cercanas al Creador, con humildad y sobriedad.

Y cada uno de nosotros puede aspirar a este contacto, tal y como lo explica Maim?nides en su libro de Mishn? Tor?, que aquellos que dedican su vida al estudio de la Tor? y al cumplimiento de los mandamientos pueden alcanzar los grados de los Levitas y los Sacerdotes, denominados ?mensajeros divinos?.

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