Palmira es una ciudad en medio del gran desierto sirio. Esta ciudad fue fundada por el rey Shlom? (Salom?n) como dice un vers?culo (1er libro de Reyes 9:18, repetido en 2? de Cr?nicas 8:4) que la menciona entre las ciudades que construy? el rey.
Muchos creen que el verdadero nombre de la ciudad es Tamar, que significa ?Palmera?, y que por ello fue denominada as? por los griegos y los romanos, pero seg?n la explicaci?n de Rashi al vers?culo del libro de Cr?nicas, el verdadero nombre era Tamor, que significa ?cambio? o ?traici?n?, ya que traicionaron al Pueblo de Israel, como veremos a continuaci?n, y que le a?adieron una ?d?let? al nombre (Tadmor) para no ofender el recuerdo del rey Shlom? que la construy?.
Seg?n parece, el rey Shlom? quiso construir una ciudad que sirviera de tap?n ante las agresivas incursiones de los ej?rcitos mesopot?micos, que desde la m?s remota antig?edad rivalizaban con Egipto acerca de la hegemon?a sobre la Tierra de Israel, el L?bano y Siria.
En el vers?culo del libro de Reyes antes citado, dice que la ciudad fue construida ?en el desierto, en la tierra?, sin especificar a qu? tierra se refiere, mientras que el vers?culo paralelo en el libro de Cr?nicas dice que era una de las ciudades de la regi?n de Jamat, la actual Hama en el norte de Siria, por lo que est? claro que se trata de la conocida actualmente por Palmira.
Tadmor y Januc?
Todo jud?o habr? o?do hablar de esta ciudad, ya que est? directamente relacionada con la festividad de Januc?. As? dice el Talmud, en el Tratado de Shabat (21b): ?Hasta cu?ndo (pueden encenderse las velas de Januc?? Dice rab? Yojan?n: hasta que acabe la pisada de los tadmoritas?. (En realidad, el gentilicio aparece tergiversado: ?tarmoditas?, seg?n un error muy com?n de intercambio de consonantes). O sea, que mientras siga habiendo tadmoritas en la calle, sigue teniendo sentido el encendido de las velas, ya que cuando ya no queda nadie en la calle que pueda ver las velas de Januc?, se pierde el motivo de ?dar publicidad al milagro?, y los tadmoritas son los ?ltimos en desaparecer.
Seg?n el midrash, llegaron a la ciudad unos esclavos no-jud?os del rey Shlom? y se establecieron en ella, tomando por esposas a unas mujeres jud?as que, por este motivo, se asimilaron y perdieron su identidad jud?a. Estos esclavos se enriquecieron mucho y obtuvieron muchos honores.
Pero estos esclavos estaban muy resentidos contra el rey y sus s?bditos, y las relaciones entre ellos degeneraron en odio manifiesto, como menciona el midrash (Ej? rab? 2:4): dice rab? Yojan?n: bienaventurado quien vea la ca?da de Tadmor, ya que particip? en las dos destrucciones del Templo de Jerusal?n. Rab? Yud?n dice: en la destrucci?n del primer Templo proporcion? ochenta mil arqueros, y en la del segundo cuarenta mil arqueros.
Tambi?n el Talmud, Tratado de Yevamot 16b, dice que no se pueden aceptar ne?fitos de entre los habitantes de Tadmor, ya que cuando vinieron con el enemigo para destruir el primer Templo, en lugar de saquear el oro y la plata se fueron directamente a secuestrar las mujeres, como dice el vers?culo de Eij? (Lamentaciones 5:11): ?violaron a las mujeres en Tsi?n, a las v?rgenes de las ciudades de Yehud??.
Bienaventurado quien lo vea
Este comportamiento por parte de los tadmoritas llev? a los Sabios a proclamar que el vers?culo del G?nesis 24:60 ??que conquiste tu descendencia las puertas de quienes te odian? ? que son los tadmoritas: bienaventurado quien vea la ca?da de Tadmor?.
En la ciudad conviv?an personas de diferentes or?genes: sirios, griegos, ?rabes. Y tambi?n jud?os. El hecho de que aquellos esclavos de Shlom? se hubieran casado con mujeres jud?as que se asimilaron y la convivencia con personas de tan diversos or?genes convirtieron la ciudad en un refugio para todos aquellos cuya identidad jud?a se tambaleaba, hasta el punto de que nuestros Sabios proclamaran que ?todos aquellos con quienes no podemos casarnos, salen del infierno y llegan a Tadmor? (Yevamot 17a). Por culpa de esta ciudad comenz? un proceso de asimilaci?n en otras ciudades babil?nicas alejadas m?s de mil kil?metros de ella, como Mesh?n y Harpania.
En las excavaciones arqueol?gicas que tuvieron lugar en la ciudad, y cuyos descubrimientos fueron trasladados a diversas ciudades europeas, pueden verse nombres claramente jud?os como donantes en los templos id?latras de la ciudad. Los arque?logos ya describieron la extra?a mezcla de vers?culos del sidur jud?o junto a los motivos id?latras.
Los romanos
Y as? llegamos a los ?Cincuenta A?os de Anarqu?a? de Roma (235-285 de la Era Com?n), unos cien a?os despu?s de la gran derrota de Bar Cojv?. Los c?sares romanos se suceden uno tras otro, mientras las tribus germ?nicas se infiltran en los territorios occidentales.
Y en el oriente, se levantan los persas para luchar contra los romanos, en un nuevo imperio asesino. Para los jud?os ten?a un valor inapreciable, ya que debilit? mucho el poder?o de los magos mesopot?micos y de los ?jabares?, los sacerdotes id?latras, que se cebaban en los jud?os. El primer rey persa de esta dinast?a Shabor, es mencionado muchas veces en el Talmud como gran amigo de los jud?os y especialmente del ?amor?? Shmuel.
Los jud?os esperaban que, como resultado de estas luchas entre persas y romanos, se reabriera la oportunidad de reconstruir el Templo de Jerusal?n. En una de las batallas consiguen los persas tomar cautivo al mism?simo c?sar Valeriano I. Nada parece poder impedir que los persas expulsen a los romanos del Asia Menor.
Ben N?ser
Pero de pronto aparece un tercer protagonista que no hab?an tenido en cuenta. Papa Ben-N?ser, o Bar Nasor, era el rey de los tadmoritas en aqu?l tiempo (en otros lugares aparece el nombre ?Odenat?). Medio jud?o y medio gentil, medio rey y medio g?nster, seg?n las descripciones talm?dicas. Decide ponerse del bando de los romanos perdedores y sale en una r?pida incursi?n con sus arqueros en pleno territorio mesopot?mico, destruyendo la famosa yeshiv? de Neharde? y arrasando a su paso ciudades y pueblos. Muchas mujeres jud?as fueron hechas cautivas y conducidas a la Tierra de Israel donde fueron rescatadas por los jud?os locales.
Gracias a esta intervenci?n, se salva el imperio romano de la cat?strofe y consigue recuperarse. Sus legiones en la Tierra de Israel ahogan a los habitantes jud?os bajo un yugo insoportable. La llegada de los aliados tadmoritas a la Tierra de Israel siembra m?s ruinas y desolaci?n. Rab? Yojan?n, que est? al frente de los Sabios de la Tierra de Israel, proclama: ?bienaventurado quien vea la ca?da de Tadmor?.
Zenobia
Ben N?ser fue asesinado al cabo de poco tiempo, y su mujer tom? el poder. El Talmud describe las enormes riquezas que esta mujer, llamada Zinzemay en el Talmud, o Zenobia en otros lugares, y parece que se port? bien con los jud?os hasta el punto de que algunos la consideren jud?a a ella misma, o por lo menos jud?a asimilada. Se independiz? de Roma y construy? un imperio que llegaba desde el centro de Turqu?a hasta Libia y todo el Curdist?n.
Pero los romanos consiguieron capturarla al cabo de unos a?os y fue deportada a Roma, y poco despu?s la ciudad de Tadmor fue asolada por los ej?rcitos romanos. Con la conquista musulmana, Tadmor desaparece casi por completo y se convierte en poco m?s que una esplendorosa ruina.
Tadmor se convierte en el s?mbolo de la confusi?n, la extra?a mezcla que hay entre griegos y helenizantes jud?os, que han perdido su identidad nacional. Por esto debe esperarse con las luces de Januc? encendidas hasta que desaparezcan las huellas de los tadmoritas.
Escribo estas l?neas mientras los diablos negros del Estado Isl?mico conquistan de nuevo las ruinas de Tadmor y amenazan con destruir todo resto de las civilizaciones anteriores, junto con la m?s cruel matanza de sus habitantes y defensores. La maldici?n de rab? Yojan?n cae de nuevo sobre esta ciudad y resuenan en mis o?dos las palabras de este sabio que dec?a: ?bienaventurado quien vea la ca?da de Tadmor?.