La Carta sobre la Apostas

2008_10_18_spain_cordoba_jewish_section_ben_maimonidesPor Rabino Nissan Ben Avraham

Los Almohades

A partir de la segunda mitad del siglo 11 de la Era Com?n y durante casi doscientos a?os, se sucedieron en la llamada ?ndalus dos dinast?as musulmanas muy severas. La primera fue la de los ?murabit?n? (almor?vides ? los ?combatientes?), que llegaron al ?ndalus sobre el a?o 1,086 para imponer el verdadero Islam, que hab?a sido alterado por los musulmanes que ya habitaban en la zona. Cuando ellos mismos decayeron, al cabo de un siglo, llegaron sus parientes los ?muwajid?n? (almohades ? los ?unificadores? del Nombre de Al?), que lucharon por establecer, de nuevo, el verdadero Islam.
Estas dos dinast?as hab?an nacido en el Magreb, lo que conocemos hoy como Marruecos, m?s precisamente en las monta?as del Atlas occidental, y lucharon por establecer un Islam m?s apegado a las normas que hab?an recibido de las grandes escuelas de Qairu?n, en T?nez, y de Bagdad, en Mesopotamia. Los ?muwajid?n? luchaban principalmente contra la corporeidad de Al?, que ellos consideraban una herej?a en la ortodoxia del Islam, y de ah? tomaron su nombre ?unificadores? del Nombre de Al?, o sea, que establec?an la verdadera teolog?a isl?mica, desde su punto de vista, claro.

Ambas dinast?as destacaron por su fiereza, por su violencia e intolerancia, tanto con sus correligionarios como con los dhimmis, los jud?os y cristianos tributarios que viv?an en sus tierras y que en teor?a eran aceptados por el Islam por ser predecesores del Islam, lo que ellos llaman los ?Pueblos del Libro?, o sea que recibieron una versi?n anterior del Cur??n, la ?Taura? (Tor?) y el ?Ingil? (Evangelio), respectivamente.

Cuando se apoderaron del Magreb y luego llegaron al ?ndalus, por lo tanto, exigieron que todos se convirtieran al Islam. Los que pudieron escaparon a otras tierras, y los que quedaron parece ser que tuvieron que aceptar el Islam, aunque parece que siguieron existiendo comunidades tanto cristianas como jud?as bajo su dominio. Curiosamente, parece ser que precisamente en el ojo del hurac?n, en la ciudad de Fes, los jud?os conservaban una cierta independencia o por lo menos el derecho de seguir con su religi?n.

La Shahada

De todos modos, los jud?os se plantearon la seriec?sima pregunta de c?mo reaccionar ante esta exigencia.

El Talmud dice que la idolatr?a est? terminantemente prohibida, incluso bajo peligro inminente de muerte. Y esto se aplica, como ya sabemos, hacia el Cristianismo que es considerado como idolatr?a en todas sus facciones y sectas, ya desde el momento que aceptan a un hombre como dios o ?hijo? suyo, a?n sin necesidad de llegar al culto de las im?genes.

Pero el Islam es diferente. En esta religi?n no hay otros dioses, no aceptan la divinidad de Jes?s, no tienen ning?n tipo de im?genes. Lo ?nico que exigen para convertirse al Islam, por lo menos en teor?a, es la declaraci?n del ?Testimonio?, o ?shahada?, en ?rabe, que dice: ?no hay m?s D?ios que Al?, y Muj?mmad (Mahoma) es su profeta?. El D?ios al que se refieren es el Creador del Mundo, sin aditivos ni colorantes, (aunque sea una versi?n muy primitiva y superficial) por lo que esta primera parte de la ?shahada? no encierra ning?n problema. La segunda parte, la de declarar que Muj?mmad era ?el? profeta, el sello de los profetas (o sea, el ?ltimo y definitivo), es un error descabellado, que debemos descartar y evitar, pero no una idolatr?a.

La pregunta, por lo tanto, era si hacer esta declaraci?n era una transgresi?n que deb?a ser evitada aun bajo peligro de muerte, o no. Por supuesto que no aceptamos que Muj?mmad sea profeta, ya que nuestra noci?n de profeta est? radicalmente opuesta a esta figura, como lo est? a la de Jes?s. Pero ?qu? pecado hay en hacer esta declaraci?n? Est? claro que el jud?o que la hace no lo cree, y seguramente el musulm?n que le obliga a hacerla lo sabe, y es solo una declaraci?n de labios afuera, para salvar el pellejo. Si se trata de una declaraci?n as?, de labios para afuera, para ?aceptar? la idolatr?a, estar?a terminantemente prohibido sin ning?n tipo de duda, y es lo que debe hacerse con respeto al Cristianismo.

El Sabio de Fes

En estos tiempos apareci? un personaje, seguramente un rabino llamado Yehud? Hacoh?n Ibn Shush?n, que habl? muy duramente contra los ?anusim?, los que hab?an aceptado recitar la shahada para salvar el pellejo. Seg?n su opini?n, con ello perd?an su condici?n de jud?os y perd?an tambi?n su porci?n en ?ste Mundo y en el Venidero, por haber impurificado sus labios de tal forma. Esto afectaba a comunidades enteras, al parecer, que no hab?an resistido ante las amenazas de los muwajid?n y hab?a recitado la shahada. Los jud?os que ya hab?a hecho la shahada cre?an, siguiendo la opini?n de este sabio, que ya no hab?a ninguna necesidad de ponerse en peligro para seguir guardando los mandamientos de la Tor? en secreto y con ello efectivamente desaparec?an como jud?os.

Maim?nides no estaba de acuerdo con esta opini?n y sale con palabras muy duras contra el sabio de Fes, con varias pruebas contra su opini?n.

Motivos en defensa

En primer lugar, la grave prohibici?n de hablar mal de las comunidades jud?as, aun aquellas que hab?an hecho la shahada. Pone por ejemplo el caso de los hijos de Israel en tiempos del profeta Eliyahu (El?as) que eran id?latras en su gran parte, y cuando habl? mal contra ellos el Creador le castig? duramente.

Cita tambi?n la an?cdota con un Sabio del Talmud, rab? Meir, que se hizo pasar por un no-jud?o para evitar la muerte, mojando incluso un dedo en un caldo de cerdo y chupando otro dedo para hacerles creer que se lo com?a, y otro de ellos, rab? Eli??zer el Grande, que el midrash (Coh?let Raba) dice que hizo apostas?a.

Maim?nides explica que siempre se puede rectificar, sobre todo cuando el paso se ha dado desde una posici?n de completa coacci?n. Una persona que ha cometido idolatr?a bajo coacci?n, a pesar de que deber?a haberse dejado matar para no cometerla, no recibe ning?n tipo de castigo ni en ?ste Mundo ni en el Venidero. Y por lo tanto debe seguir esforz?ndose en cumplir cuantos mandamientos pueda, en secreto, sin desfallecer, esperando la oportunidad en que pueda escapar a otros lugares.

1391

Unos siglos m?s tarde, en 1391, cuando la coacci?n vino en Castilla y Arag?n de parte de los cristianos, dos grandes rabinos citaron esta carta de Maim?nides. Se trata de Rivash (rab? Yitsjac bar Cesat Perfet, de Valencia) y su alumno Rashbats (rab? Shim??n ben Ts?maj Dur?n, de Mallorca), que escribieron sendas respuestas con respeto a los Anusim y citan a Maim?nides, el primero en la respuesta 11 y el segundo en las 60 y 61.

Aqu? ya se trataba sin ninguna duda de un problema de idolatr?a, pero aun as? salieron estos dos rabinos en defensa de los coaccionados, afirmando que no dejaban de ser jud?os por el hecho de haber cometido idolatr?a incluso en caso de que hubieran tenido que dejarse matar por no cometerla, a?adiendo que por muchos a?os o siglos que pasaran, no dejar?an por ello de ser jud?os y segu?an estando obligados al cumplimiento de toda la Tor? como sus antepasados.

A pesar de todo esto, en su libro de Leyes ?Mishn? Tor??, Maim?nides dice que quien elige quedarse en estos lugares en que se ve forzado a transgredir los mandamientos de la Tor?, es peor que un perro que se revuelca en el v?mito, ya que debe hacer todo lo posible por escapar de tierras inh?spitas y llegar a un lugar en que pueda cumplir libremente los Mandamientos divinos.

La Carta de Apostas?a, o Carta de Santificaci?n del Nombre Divino es uno de los textos m?s importantes para comprender el tema de la coacci?n y de los Anusim, y de c?mo debemos referirnos a todo ello.

One thought on “La Carta sobre la Apostas

  • April 12, 2015 at 6:55 pm
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    me parece emriquecedor esta documento tan bien ilustrado es una luz para el que quiere ver y conocer sahlom

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