Las dudas de Mosh? – Cometario a la parash? de Shmot

??? ?????Por Rabino Nissan Ben Avraham

Los m?ritos de Israel

He visto cosas muy interesantes sobre nuestra parash?, en el libro Shem MiShmuel del rabino Shmuel Burnschtein, , y las he adaptado a fin de que sean m?s comprensibles para nosotros.

Comienza con una pregunta intrigante. En el cap?tulo 3 del libro de Shmot (?xodo), vers?culo 11, dice: ?Dijo Mosh? a D?ios: ?qui?n soy yo para que vaya al Fara?n, y para que saque a los Hijos de Israel de Egipto??. Y explica Rashi: ??En qu? soy importante yo para hablar ante reyes? Y a?n si soy importante, ?qu? m?ritos tienen los hijos de Israel para que se les haga un milagro y pueda sacarlos de Egipto??

La pregunta se refiere a la segunda parte, cuando afirma con plena seguridad que no tienen m?ritos suficientes. Y el rav Shmuel se pregunta si es el mismo Mosh? que unas d?cadas antes, cuando sali? del palacio del fara?n en que se criaba y vio a sus compatriotas sufriendo la cautividad, se extra?? de que sufrieran m?s que cualquier otra naci?n del mundo en los trabajos forzados que les impon?an los egipcios.

Los delatores

A la duda de anta?o, encontr? la respuesta cuando se dio cuenta de que hab?a delatores entre ellos, lo que supon?a que los lazos sociales estaban muy perjudicados, no se sent?an naci?n, y por lo tanto se merec?an el castigo que sufr?an.

Los lazos sociales son la muestra de la vida superior, que no se limita a la persona individual, sino que se expande m?s all? del individuo, a todos aquellos que le rodean. Se crea con ellos una entidad vital mucho m?s valiosa que la personal. En el Talmud se denominan todas relacionadas con la sociedad con el apodo de ?salvaciones?. Y si los individuos pecan contra esta sociedad, demuestran con ello que les falta algo muy b?sico, que les impide alcanzar la salvaci?n de la cautividad en que se encuentran.

De todos modos, cuando al cabo de tanto tiempo Mosh? recibe la orden de ir a sacarlos de Egipto, podr?a pensar que ya se hab?a solucionado el problema que hab?a visto en su juventud, antes de huir a Midi?n, y ahora ya son dignos de ser salvados y de que se les hagan milagros para que entren en la tierra que mana leche y miel, como dice poco antes, en el vers?culo 8. ?Por qu? entonces, decide sin haberlos visto, que no tienen los m?ritos suficientes para ello?

Soluciones para almas pecadoras

Para entender la respuesta, comenzaremos por explicar que el Creador quiere que todas las almas se salven, y para ello tiene dos soluciones para aquellos que han perdido su tiempo en tonter?as o, peor a?n, han cometido graves errores que les han destruido la vitalidad del alma. Para esto est?n el Guehinom (el Infierno) y la reencarnaci?n. En el primero se pueden quemar las suciedades que pueda haber acumulado durante su vida, para que as? quede el alma limpia y pura. Pero el Guehinom no puede mejorar el alma, perfeccion?ndola, sino solo limpiar sus suciedades. Por ello, cuando el mal comportamiento de una persona ha causado que tampoco pueda perfeccionar su alma, es mejor la reencarnaci?n, ya que en esta nueva vida puede alcanzar lo que no alcanz? en la anterior.

As? debemos ver lo que dice el Midrash, que desde que Ca?n mat? a H?vel (Abel) y hasta que naci? su hijo Shet, pasaron ciento treinta a?os durante los cuales Adam engendr? almas muy elevadas, pero que no ten?an la posibilidad de vivir en este mundo, y que al nacer y crecer comet?an todos los pecados posibles, sobre todo los de idolatr?a y de concupiscencia. Este ?ltimo significa que despreciaban el don de la vida que ten?an, al destruir las simientes de vida y proven?a de un receso que hab?a tenido Adam en la procreaci?n de estas almas, a quienes les faltaba la verdadera imagen y semejanza del Creador, como explica Maim?nides en el cap?tulo 7? de la 1? Parte del libro de la Gu?a de los Perplejos. Seg?n el Midrash, se reencarnaron a?os m?s tarde, en la generaci?n que precedi? al Diluvio, en que, de nuevo, pecaron en la destrucci?n del don de la vida, al masturbarse de modo que no sacaban provecho del don de vida que ten?an. Y de nuevo se reencarnaron en las generaciones de servidumbre en Egipto, para que con el duro trabajo purgaran la mala tendencia que ten?an.

Desprecio por la vida

Cuando una persona desprecia el don de la vida, pierde consecuentemente el derecho a la vida. Por este motivo, el asesino merece la pena de muerte. E incluso el homicida involuntario debe huir a una de las ciudades de los Levitas que, por sus funciones en el Tabern?culo o en el Templo, estaban comunicados directamente con la fuente de la vida y con ello pod?an ayudarles a recuperar el derecho a la vida.

Igualmente aquellas almas tan altas engendradas por Adam que hab?an cometido repetidamente el grave error de despreciar su don de vida, hab?an merecido con ello perder su propia vida. Cierto que el destruir el semen no se considera asesinato, pero aun as? demuestra un desprecio por la vida.

La duda de Mosh? estaba en que, ciertamente, pod?an haber solucionado el problema de los delatores que hab?a entre ellos y merec?an ser salvados. Pero de todos modos les faltaba a?n algo m?s.

Rectificando los problemas sociales hab?an salido del mal estado que les hac?a merecedores del castigo de la esclavitud, que era la primera pregunta de Mosh?.

La Tierra de la Vida

El problema es que con ello a?n no se hac?an merecedores de lo que el Creador le estaba exponiendo en la zarza ardiente. Estamos hablando, en el vers?culo 8, como hemos visto, de su salida de Egipto para poder entrar a la Tierra de la Vida. Para ello ya son necesarias nuevas condiciones que Mosh? no comprende c?mo han sido ya alcanzadas.

A esto viene la respuesta del Creador, que cuando salgan de Egipto llegar?n primero al Monte Sinai donde han de recibir la Tor?, el libro de la Vida que, efectivamente, les ha de proporcionar estas nuevas condiciones que les hagan dignos de entrar a la Tierra de la Vida.

El estudio de la Tor? aporta los conocimientos necesarios para que aprendamos el sumo respeto que debemos tenerle a la vida, tanto a la nuestra como a la de cualquier otra persona, en su f?sico y en su forma espiritual, evitando cualquier da?o que pudi?ramos ocasionarle incluso en sus pertenencias. Este estudio nos convierte en nuevas personas, y nos concede los m?ritos indispensables para poder vivir en la Tierra de la Vida.

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