La importancia del cuerpo
Una de las caracter?sticas m?s pronunciadas del Juda?smo es el cumplimiento de los mandamientos activos, por medio de los miembros de nuestro cuerpo f?sico.
Desde hace casi dos mil a?os, con la aparici?n del cristianismo, florece una teor?a que dice que lo verdaderamente importante es el alma, a la cual debemos cuidar de todo peligro, mientras que el cuerpo no es m?s que un estorbo a veces muy da?ino. Pablo de Tarso, uno de los fundadores del cristianismo, afirma en una carta enviada a los g?latas, un pueblo de la actual Turqu?a, que los mandamientos no sirven para nada. Muchos cristianos, influenciados por este punto de vista, se burlaron en el pasado y siguen haci?ndolo en el presente, del cumplimiento de los mandamientos de nuestra santa Tor?.
Parece que el motivo de esta burla reside en el profundo pesimismo del cristianismo, en lo que respeta a las funciones y posibilidades del cuerpo humano.
Coinciden con el juda?smo en considerar el alma muy superior al cuerpo, en que las inclinaciones del cuerpo, tanto si son instintivas como si son sencillamente err?neas, son nocivas para el hombre. La diferencia reside en el qu? hacer con este cuerpo. Los cristianos dicen que lo mejor es encerrarlo en una ermita, en un lugar donde no pueda da?ar. O por lo menos limitar sus funciones de modo que el da?o no sea tan grave. El cuerpo debe ser domado, dominado por el alma o, mejor, ignorado por completo.
El juda?smo optimista
En mucho difiere el juda?smo de este punto de vista. Nosotros somos muy optimistas y declaramos que el cuerpo es bueno y por supuesto no es nocivo ni pecaminoso. El alma no debe domar el cuerpo, sino educarlo. El significado de la educaci?n reside en la premisa de que ya contiene el alumno todo lo necesario para triunfar, solo necesita que se le indique el modo de hacerlo. El material es bueno, solo debe ser cultivado, como un campo: regado y arado para que la semilla pueda crecer. No hay que romper nada, no hay que coaccionar ni doblegar. Solo permitir el buen crecimiento.
Para ello est?n los mandamientos que est?n destinados precisamente al cuerpo, no al alma. El alma ya es perfecta, ya es buena y santa. Y nuestra misi?n en el mundo no es tan solo dejar pasar los a?os sin que el alma se ensucie, sino aprovechar el tiempo para que el alma eduque el cuerpo.
Los grandes ideales no pueden ser alcanzados solo con slogans altisonantes, sino que son necesarias instrucciones pr?cticas muy cuidadosas, minuciosas, que tengan en cuenta todas las posibles alternativas. El cristianismo parece contentarse con los lemas: ?amar?s a D?ios sobre todas las cosas y al pr?jimo como a ti mismo?. Esto est? muy bien, e incluso lo dice la misma Tor?. Pero no basta para construir una sociedad ideal. ?Qu? debemos hacer para no comportarnos de un modo ego?sta, egoc?ntrico? ?C?mo cambiar las reacciones instintivas que han crecido salvajes, en reacciones realmente positivas y enfocadas a los grandes ideales?
Dos fases
El cumplimiento de los mandamientos de la Tor? tiene dos fases. En primer lugar, induce el cuerpo en una nueva rutina, apart?ndolo del comportamiento err?neo. Esto, por supuesto, ya es muy bueno. El cuerpo se acostumbra a que ?las cosas son as??, y se adapta a las instrucciones. Ocurre as? ya que, en realidad y como ya hemos anticipado, el cuerpo ?ya sabe? cu?l es el comportamiento adecuado, solo que las vicisitudes lo han alejado de lo correcto. Y ahora que le inducen a la buena conducta, acepta el dictamen sin demasiadas protestas.
La segunda fase es mucho m?s importante. La repetici?n de las buenas obras no tan solo imprime en el cuerpo una buena rutina sino que, poco a poco, hace que cambie su car?cter, su personalidad. El buen comportamiento, a la larga, le convierte en una buena persona.
Unidad indivisible
De nuevo, estamos hablando del cuerpo y no del alma. El hombre no es tan solo el alma, ni tampoco el cuerpo, sino la uni?n de ambos en una sola unidad indivisible. Mientras solo el alma conozca la verdad y est? conectada con el Creador, el hombre vivir? una vida esquizofr?nica, en dos mundos contradictorios. ?Convertirse en una buena persona? significa que el cuerpo est? en buena coordinaci?n con el alma, dispuesto a aceptar las directrices que le vaya dictando.
El juda?smo nos ense?a que el alma tiene m?ltiples funciones a cumplir en este mundo, pero s?lo puede llevarlas a cabo con la ayuda de los miembros y las facultades del cuerpo, que por esto est? ?encerrada? en ?l. El alma no puede ?pensar? sin las c?lulas grises del cerebro. No puede ?ser buena? sin un coraz?n f?sico que palpite y se emocione al hacer una buena obra. Necesita desesperadamente que unas manos acaricien al desgraciado, necesita que el dinero ganado honradamente durante duras horas de trabajo pueda ser destinado a alimentar a su familia y a los necesitados que pululan a su alrededor. El cuerpo es un socio inseparable del alma, y juntos forman lo que llamamos ?la persona humana?.
Aun as?, no llegar? a la deseada cooperaci?n si el cuerpo no ha sido educado, teniendo en cuenta sus necesidades y sus limitaciones. Debe desarrollar pacientemente las cualidades y las capacidades, con amor y optimismo.
El cristianismo parece que destina al hombre a ser un discapacitado. El alma desea llevar a cabo sus funciones, pero carece de un cuerpo que pueda llevarlas a cabo, ya que el cuerpo crece descuidado y salvaje. O, en todo caso, intenta imponerle por la fuerza un comportamiento restrictivo al que no est? acostumbrado y sin tener en cuenta sus necesidades, y con ello no hace m?s que traumatizarlo y, consecuentemente, el alma quedar? terriblemente frustrada.
Los vestidos del cuerpo
Nuestros Sabios explican que los mandamientos de la Tor? son 613. De ellos, 248 son mandamientos positivos, activos, que deben cumplirse con el cuerpo que tenemos y que corresponden a los 248 miembros de este cuerpo (entendiendo por ?miembro? las unidades de hueso, carne y piel, como ense?a el primer cap?tulo del Tratado de Ohalot). Con esto nos ense?an que cada miembro f?sico de nuestro cuerpo tiene una misi?n a cumplir, gu?ado por el alma. Los otros 365 mandamientos son las prohibiciones, y corresponden a los 365 d?as del a?o solar, indicando que la transgresi?n de una de estas prohibiciones destruye el orden natural de nuestra vida.
En la po?tica descripci?n de nuestros Sabios, se presenta el cuerpo revestido de los vestidos creados al cumplir cada uno de los mandamientos, y el miembro que no ha cumplido su deber aparece ?desnudo?. Con ello quieren expresar que cada miembro tiene sus funciones a desempe?ar y solo al cumplir con los requisitos de la Tor?, al llevar a cabo los mandamientos en ella dictados, llega a la perfecci?n indispensable para ello.
Muy bueno,quisiera saber cuales son todos los mandamientos!
http://www.es.chabad.org/library/article_cdo/aid/874926/jewish/Los-613-Preceptos-segn-Maimonides.htm
Que gran comentario, muchas gracias Rabino por tan excelente ense?anza. Realmente me ha llenado de mucha motivaci?n para seguir trabajando y educando esta gran herramienta que me dio H? que es mi cuerpo.
Pablo de Tarso no anula los mandamientos de la Tora como se dice en este art?culo sino que aplica los mandamientos de No? a los gentiles. Creo que quien escribi? este art?culo no conoce el pensamiento de Pablo, con mis berajot, Mario Sab
Mi querido doctor Meir Sab?n.
En mi art?culo, no intentaba ense?ar la doctrina cristiana, de la que apostat? hace ya m?s de cuatro d?cadas. De todos modos, he mencionado unas palabras de Pablo que se refer?an a lo que necesitaba. En la segunda ep?stola a los G?latas, en las frases 15 y 16, Pablo se refiere claramente a los jud?os, y all? dice que ?para ser justificados por la fe de Cristo y no por las obras de la ley, por cuanto por las obras de la ley nadie ser? justificado?. Puede que se contradiga en otros lugares ya que, como ya digo, no me interesan sus ense?anzas y no las he estudiado a fondo. De todos modos, esta frase representa la doctrina cristiana a lo largo de sus veinte siglos de existencia, en que hay tan solo leyes de fe, el ?credo?, y nadie en el Cristianismo menciona la prohibici?n de comer carne de un animal vivo y nadie condena a muerte por un robo, como deber?a ser seg?n las leyes no?jidas, etc. por lo que podemos decir que los jud?os fundadores del Cristianismo no instauraron las leyes no?jidas para los gentiles. Lo ?nico que nos queda es que el Cristianismo, en la pr?ctica, ha abolido todos los mandamientos que no sean ?de fe?, tal y como emana de estas dos frases de Pablo.
Gracias por su atenci?n.