La serpiente de cobre – Comentario a la parash? de Jukat

braznegvDiez veces

Han pasado ya casi cuarenta a?os de destierro en el desierto. Durante todo este tiempo hemos puesto a prueba la paciencia de nuestros l?deres y tambi?n la del Creador. ?Me han puesto a prueba ya diez veces? se quejaba el Creador cuarenta a?os antes, con el pecado de los esp?as. El n?mero diez es el n?mero de la multiplicidad, ya no son unidades, ya son decenas de pruebas.

Pero por fin, despu?s de una larga espera, lleg? la orden de partida y los hijos de Israel, convertidos ya en pueblo, con estatutos nacionales establecidos por el mismo Creador y entregados por nuestro l?der Mosh?, se dirigen ya hacia la Tierra Prometida.

Incluso esta fase no es f?cil, ya que a causa del pecado de los esp?as nos han cerrado el paso por el sur y no hay m?s remedio que esquivar a nuestros primos lejanos, los idumeos, los moavitas y los amonitas. Para no entrar en sus heredades, no hay m?s remedio que entrar en el desierto sirio, un desierto enorme y cruel por el que nadie se aventura a pasar.

Siete nubes

Es verdad que tenemos amparo especial: siete nubes divinas que nos protegen del sol y de los vientos. Pero no todos ?aguantan el tiempo? dentro de la nube. Los hay que ?salen a tomar el aire?, al cometer fallos, al impurificarse, quedan fuera de las nubes, y ellos, de pronto, acceden a una perspectiva que el resto del pueblo no puede ver. Supongo que el mero hecho de ser rechazados por nuestros primos ya resulta un rev?s inesperado. Si somos un pueblo protegido especialmente por el Creador, ?c?mo nos puede pasar algo as?? Y si el Creador est? enfadado con nosotros y por ello no nos hacen caso y no nos dejan atravesar su pa?s tranquilamente para poder acceder a nuestra Tierra Prometida, ?c?mo nos las arreglaremos cuando tengamos que luchar contra los treinta y dos reyes de Cana?n?

Nuestros padres ya recibieron un castigo de vagar por el desierto hasta que desapareci? toda su generaci?n. ?Qui?n?sabe si no nos pasar? lo mismo a nosotros, si no tendremos que pasar largos a?os en este desierto?

El esp?ritu del Pueblo se acorta. Es una expresi?n b?blica que significa que se impacientan, pierden su paciencia. Ahora, precisamente, cuando estamos ya en camino para cumplir las promesas divinas y para entregarnos la Tierra Prometida, justo ahora pierden la paciencia. Y protestan por el ?mal trato? que reciben de manos de Mosh? y del Creador: ?Por qu? nos hab?is tra?do a morir de sed en el desierto?

Una vida natural

Una de las explicaciones de lo que est? ocurriendo dice que los hijos de Israel est?n ya hartos de comer el man?, el pan celestial. Quieren vivir una vida ?normal?, con pan de verdad y no un pan que ?desaparece? en el vientre y no tiene desperdicio. Est?n hartos de vivir vidas milagrosas; quieren volver a la vida ?natural?. La respuesta divina no tarda en llegar: si quer?is vida ?normal?, pues en el desierto hay serpientes que queman, venenosas. Aparecen de pronto las serpientes que hasta ahora las nubes milagrosas hab?an expulsado. Y en el desierto abundan. Esto es lo normal.

Solo ahora se dan cuenta que la ?naturaleza? tiene tambi?n inconvenientes. Cre?an que la ?vida milagrosa? era molesta, demasiado exigente.

Y, por supuesto, se arrepienten y piden ayuda de Mosh?. Mosh? est? solo ante el Pueblo, despu?s de la muerte de sus dos hermanos. Hace ya cuarenta a?os que los gu?a por el desierto y aguanta sus quejas. Y ha estado educ?ndolos a comprender los caminos divinos. ?Qui?n lo ha comprendido? ?Qui?n sabe de d?nde provienen las bendiciones y las desgracias? ?Alguien ha comprendido que todo tiene su motivo, aunque no lo comprendas en el primer momento, aunque te cueste aceptarlo?

Ya tuvieron un encuentro parecido cuando muri? Miriam y quedaron sin agua. Se repiti? la escena de cuarenta a?os antes, pero con una gran diferencia: hab?an pasado ya cuarenta a?os de educaci?n y Mosh? no debe golpear la roca, sino hablarle.

Por lo tanto, con la plaga de serpientes venenosas, la respuesta del Creador es diferente. Le ordena a Mosh? que haga una serpiente de cobre y la levante como si fuera una bandera. Y quien mire a la serpiente, vivir?.

La Serpiente

Ya conocemos a la serpiente, desde los primeros momentos de la creaci?n. Fue la malvada que nos hizo caer en el primer y grav?simo error. Su misi?n es ponernos obst?culos, ?para hacernos tropezar? ?No! ?Ense?arnos a esquivar los obst?culos para no tropezar con ellos! Pero la gente no lo entiende, y cree que el pecado es un sino inesquivable.

Pero no lo es.

Nos dice el Creador: para poder evitar la reca?da en el error debes levantar la vista y mirar la serpiente. Son dos cosas: levantar la vista, para no quedar enterrado en el lodo, levantar la vista para recuperar la visi?n divina, para acordarte del Creador. Y mirar la serpiente, mirarle a os ojos, y decirle que no le tienes miedo, que has aprendido que no es un sino inevitable: ?al contrario! Nuestro deber es saber luchar contra ella sin confundirnos, sin tener miedo de nosotros mismos. Ya que el verdadero problema es que nos creemos demasiado d?biles para hacerle frente y debemos tener suficiente valor y confianza en nosotros mismos como para vencerle una y otra vez.

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