PIRATAS JUD?OS EN EL CARIBE

Por Rabino Nissan Ben Avraham

LOS EXPULSADOS DE ESPA?A

Los jud?os expulsados de Espa?a se hab?an refugiado en Portugal para verse forzados a bautizarse menos de cinco a?os m?s tarde. De all?, escapaban como buenamente pod?an, en direcci?n a los Pa?ses Bajos, especialmente a la ciudad de ?msterdam, que pronto se convirti? en la Nueva Jerusal?n.

Pero otros, aprovecharon la nueva situaci?n burlando la frontera hispano-lusitana y regresando, ahora como ?nuevos cristianos?, a su antigua patria. Los llamaban ?los portugueses?, a pesar de hablar perfectamente la lengua castellana e incluso haber nacido en el reino de Castilla.

Los encontraremos en los archivos de la Santa Inquisici?n, cuando ?sta vaya descubriendo las familias que siguen guardando pr?cticas jud?as en secreto, y ejecute en la hoguera a sus miembros en multitudinarios ?Autos de Fe?.

LOS ?PORTUGUESES?

Pero tambi?n algunos de aquellos que no practicaron el juda?smo, o que no fueron descubiertos por la Inquisici?n, llamaron la atenci?n y la envidia de sus vecinos ?cristianos viejos?. A diferencia de los ?ltimos, a quienes les gustaba sentarse en las tabernas tomando unas tapas, los ?portugueses? aprovechaban muy bien su tiempo y su ingenio para recuperar sus haciendas perdidas en la expulsi?n, y tal vez de esta forma vengarse de aquellos que se las hab?an comprado medio gratis en los tres meses que tuvieron para despacharlas antes de la expulsi?n. Algunos se establecieron en la Calle de las Sierpes, en Sevilla, no muy lejos de la Torre del Oro, donde llegaba el cargamento de las Indias, para ocuparse del creciente comercio en la zona.

Otros de ellos se embarcaron al Nuevo Mundo, donde hab?a muchos valientes y muy crueles soldados, pero pocos mercaderes que se encargaran de mandar las enormes riquezas expoliadas de los ?indios? a la Madre Patria. All?, cre?an encontrarse seguros, lejos de la Inquisici?n que se hab?a impuesto en Castilla diez a?os antes del viaje de las Tres Carabelas.

LOS MERCADERES DEL NUEVO MUNDO

Pero el Santo Oficio, no tard? en enterarse que seg?n el mensaje del Inquisidor que visit? los lugares, ?la ciudad de Lima est? llena de jud?os. Todo pasa por sus manos, de brocados a sayos, de diamantes a semillas de comino, a la m?s preciosa perla o el m?s vil negro de Guinea?. Tambi?n en Potos?, en Bolivia, donde hab?a una monta?a de plata, seg?n el reporte del Inquisidor ?estaba todo el comercio casi exclusivamente en manos de los criptojud?os?.

No solo los inquisidores se quejaban, tambi?n los ingleses que acababan de ?conquistar? la isla de Santiago, que hab?a sido propiedad de la familia de Col?n, afirmaban que ?los descendientes de los que crucificaron a Jes?s bendito, se comen nuestro comercio y el de nuestros hijos. Compran toda la carga del nav?o mercante, la dividen conforme a las participaciones pagadas y distribuyen los productos a trav?s de agentes en cada una de las colonias?.

Al principio su comercio era con sus hermanos jud?os encubiertos de la Pen?nsula, pero m?s tarde osaron traficar con jud?os ingleses y holandeses (antes y despu?s de las guerras y de los embargos, o burl?ndolos), a veces con nav?os alquilados de sus propietarios jud?os en Amberes o en ?msterdam. Hab?an puesto en marcha el sistema de las ?letras de cambio? y todos acud?an a ellos para comerciar con m?s seguridad.

VENTA DE INFORMACI?N

Parece que este dominio del comercio, llev? a unos pocos de ellos a vengarse m?s cruelmente de los espa?oles que hab?an expulsado a sus bisabuelos, y que segu?an persigui?ndolos en las Am?ricas, poniendo la informaci?n de la carga de un nav?o determinado en conocimiento de sus enemigos holandeses o ingleses.

Tanto los ingleses como los franceses y los holandeses, ya desde el siglo diecis?is, todo el diecisiete y comienzos del dieciocho, envidiando el saqueo perpetrado por los espa?oles en el Nuevo Mundo y queriendo sacar ellos tambi?n su provecho, hab?an abierto una guerra. Con sus treguas m?s o menos respetadas por ambos bandos, la guerra se perpetr? contra los centros espa?oles en Am?rica, desde Florida hasta Buenos Aires e incluso, al seguir los pasos de Magallanes, hasta la costa del Per?, que sufri? ataques ingleses y holandeses. As?, islas como Barbadas, San Crist?bal y Santo Tom?s se convierten en nidos de bucaneros. Y sobre todo la isla de Santiago, ahora en manos inglesas y rebautizada como Jamaica, se convert?a en el gran centro de los corsarios que atacaban sin cesar los puertos y los nav?os espa?oles.

LOS ?PORTUGALES? DE JAMAICA

Parece que en esta isla, hab?a ya un grupo de criptojud?os llamados ?Portugales?. Los mismos, se hab?an instalado en la isla ya en el a?o 1510, en Sevilla su primera capital, la cual fue abandonada al cabo de dos d?cadas por ser insalubre. Seguramente, estos criptojud?os se trasladaron a la llamada Santiago, a la cual m?s tarde los ingleses denominaron Kingston.

Cuando el Lord Protector Cromwell, envi? sus tropas al Caribe con la intenci?n de instigar la Flota de las Indias espa?olas, parece que los criptojud?os jamaicanos intervinieron para que, despu?s de su vergonzosa derrota en La Espa?ola, la ?Expedici?n del Oeste? conquistara la isla Jamaica. Dicho evento, caus? el comienzo de la guerra anglo-espa?ola la cual perdur? entre el 1655-1660.

BUCANEROS JUD?OS

En fin, seg?n parece, hubo incluso varios piratas, los hermanos Abraham y Mois?s Cohen Henriques, Yaacov Koriel y David Abrabanel, jud?os ?portugueses?, al servicio de los holandeses o de los ingleses para luchar contra los espa?oles que hab?an expulsado a sus padres y que segu?an persigui?ndoles con su Santo Oficio. Estos piratas guardaban el shabat y ten?an sinagogas con suelo arenoso, navegando en naves llamadas La Reina Ester, el Profeta Samuel o El Escudo de Abraham, desde Recife (al nordeste de Brasil) hasta las Guayanas y las islas caribe?as.

Existen investigaciones sobre los jud?os caribe?os, verdaderos Bnei Anusim que regresaron orgullosamente a sus ra?ces jud?as. Pero sin duda, merecen un estudio mucho m?s detallado de c?mo llegaron y c?mo se establecieron en cada isla y cada comunidad y las actividades comerciales y religiosas que ten?an. Nos alegraremos, por supuesto, de recibir noticias y nuevos datos.