La tutela personal que ejerce D`s sobre cada uno de nosotros
Nos encontramos en esta parash? con uno de los legados m?s importantes que el juda?smo ha brindado a la humanidad. En Parash?t Itr? son presentados los diez mandamientos al pueblo de Israel.
Curiosamente, el compendio conocido como “diez mandamientos” comienza con una sentencia ajena por completo al car?cter de un “mandamiento” : “Yo soy tu D`s”, se nos explica en ?l, “que te saqu? de la tierra de Egipto, de la casa de la esclavitud”. D`s se presenta de este modo a cada uno de nosotros, sembrando el germen del que habr?n de nacer la fe y la fidelidad, en conducta y pensamiento, a los preceptos que m?s adelante nos har? saber. El estilo en que se presenta ante su pueblo el Creador marca una diferencia esencial entre el juda?smo y la mayor?a de las religiones. El D`s que se presenta en este primer mandamiento no es una divinidad prescindente, que cre? el mundo y se recogi? a su realidad trascendental; tampoco es un D`s cuyas actitudes nos recuerden a las del hombre, vengativo y ansioso de protagonismo. La Tor? nos presenta aqu? a un D`s personal, directo, que participa y acompa?a la vida de cada hombre. Un D`s para el cual la Creaci?n es un proceso constante, que se renueva en cada instante y en cada acto manifest?ndose en la combinaci?n arm?nica entre el verbo divino y las acciones humanas.
La presentaci?n del Creador no hace menci?n a la creaci?n de los cielos y la tierra, puesto que dicho dato no aporta nada a la relaci?n individual de un hombre con su D`s. El Dios que sac? al pueblo de Egipto, que lo redimi? de la esclavitud, es un D`s participativo, que ejerce una supervisi?n sobre la vida de cada uno, que no deslinda su responsabilidad y que interviene en la historia.
Para terminar, en el texto de este mandamiento se encuentran los fundamentos del compromiso y la autoridad. No existe doctrina religiosa sin un sistema normativo vertical que tenga su origen en la fe. El D`s que afirma su participaci?n en la vida del hombre individual deja en manos del hombre la decisi?n de aceptar o rechazar su realidad. El hombre puede aceptar las ense?anzas y la doctrina que le son ofrecidas, o rechazarlas; pero debe ser consecuente con sus propias decisiones si goz? de una absoluta libertad a la hora de elegir. D`s requiere un compromiso absoluto de nuestra parte, fundamentado ?nicamente en el ejercicio responsable de nuestra libertad de elegir.
Es un D-s que nos proteje pero a la vez nos da una libertad de accion y nos da una guia
Con gran alegr?a recibo los Comentarios, muchas gracias por ense?arme.