Shalom Queridos lectores,
Hace unos d?as he recibido este email el cual sinceramente nos ha conmovido much?simo. Creemos que representa lo que muchos de vosotros sent?s y por tal raz?n hemos decidido publicarlo. El nombre personal es ficticio dado que la persona pidi? mantener su privacidad. Si desean responderle pueden escribir a Shavei y nosotros le transmitiremos el mensaje.
?Que disfruten la lectura!
Mi nombre es Ernesto Antonio Rabasco. Despu?s de treinta y dos a?os de una vida…”no muy convencional”, he aceptado dejar de hacer o?dos sordos a esta necesidad interior que siempre me ha estado haciendo ir a la deriva.
En mi casa siempre hemos sabido…sentido, que hab?a algo en nosotros (en todas las generaciones que record?bamos) que nos diferenciaba de la mayor?a del resto de los vecinos del pueblo, una clara sensaci?n de separaci?n que en mi caso particular, desde mi m?s tierna infancia fue un rechazo absoluto en el colegio y el pueblo.
A pesar de que no sab?a ponerle nombre al sentimiento, ni darle explicaci?n, siempre sent? que mi pueblo no era aquel; que aquella no era mi gente, que estaba en el lugar equivocado. Esa certeza siempre ha marcado y sigue marcando todo el discurrir de mi vida. Desde que puedo recordar, supe de mi diferencia, a la vez que he tenido la capacidad de sentir cuando me encontraba frente a alguien que “compart?a mi misma luz”.
Eso fue justo lo que ocurri? cuando conoc? al hombre que me revel? la historia de mi apellido (tambi?n el suyo). Nada m?s vernos intu? que compart?amos mucho m?s que el apellido…?l lo sab?a: me cont? que todos los Rabasco proced?amos de un mismo descendiente (al contrario que portadores de apellidos como s?nchez…). Me cont? que ese punto del que part?amos era el hijo de una conocida familia Navarra que decidi? escapar a Argent?na (el padre, que supuestamente era Rabino, la madre y la hija). El hijo var?n se qued? en Espa?a gracias a una supuesta amistad con un famoso y mal reputado cardenal, del que fue su secretario personal. Comenz? su periplo por diversas ciudades hasta llegar al sur, donde se estableci? y tuvo hijos.
Esto fue hace once a?os. No puedo mentir diciendo que s?lo desde entonces he sabido ponerle nombre a lo que sent?a, pues a?os antes ya pasaba la palabra “jud?o” por mi cabeza en incontables ocasiones. Cuando el sentimiento de desarraigo era muy desesperado, intentaba indagar en los recuerdos de mis padres (que han acabado siendo unos inadaptados a las costumbres cat?licas, unos raros a los ojos de los dem?s), pero no lograba nada claro, salvo la evidente aversi?n al catolicismo ya desde generaciones anteriores (mi abuela materna se convirti? a otra religi?n, ate?smo de la mayor parte de la familia, miembros sin bautizar…, aunque todos conservando un fuerte sentimiento de respeto a un “ente superior”).
El hombre que me cont? la historia afirmaba conocer a personas Rabasco en Espa?a que a?n conservaban sus costumbres jud?as, pero no mostr? abertura a comunicarme m?s; ?l mismo dec?a que pronto cambiar?a el orden de sus apellidos para evitar que sus hijos lo llevaran, pues no quer?a acordarse de su malvado padre. El achacaba esa maldad a la sangre jud?a, y yo, sin embargo…nunca he podido dejar de sentir todo lo contrario, quiz?s sea mi especial sensibilidad (soy artista) la que haya hecho que sienta de un modo tan contundente lo que soy.
Hablar de esto se me hace muy dif?cil, pues siento verg?enza y miedo de lo que un jud?o pueda pensar de alguien como yo, alguien que dice que siempre se ha sentido profundamente jud?o, cuando ni siquiera conoce las costumbres del pueblo; pero es lo que soy: alguien que no conoce su pasado, sin ra?ces, ni v?nculos con absolutamente nada que no sea lo que yo he ido construy?ndome gracias a las pocas personas que me han aceptado y amado con mi deriva personal… un mal cristiano, un extra?o para un jud?o… alguien que a pesar de tener una inmensa e incontrolable dimensi?n espiritual, no puede aceptar la parte ritual de ninguna religi?n.
Me gustar?a recibir un consejo de alguien que haya sentido algo parecido; saber si es normal que a pesar del tiempo y las generaciones yo encierre todo eso, y saber c?mo puedo aprender a convivir con ello, cu?l ser?a la mejor soluci?n para alguien as?.
Tambi?n me gustar?a saber si es posible corroborar que existen Rabasco que han logrado mantener su juda?smo hasta la actualidad.
Gracias por su atenci?n.
Un afectuoso saludo.
Respuesta de Leah:
Shalom estimado javer:
He le?do y rele?do tu carta. Claro que te entiendo perfectamente.
Yo tambi?n me siento ajena y extra?a en el medio social en el que viv? y vivo. Efectivamente parec?a que la cig?e?a se hab?a equivocado de lugar, incluso llegu? a pensar si ser?a hija “adoptiva”…De ni?a, sorprend?a con mi locuacidad precoz y mi natural inteligencia, era evidente que mi cabeza se desarrollaba m?s r?pidamente que mi cuerpo. Mientras tanto mi alma especialmente sensible desfallec?a de inanici?n y? mi ser enfermaba.
Ya de adulta, hace dieciocho a?os, un d?a que ten?a un problema laboral serio,? escrib? inconscientemente en mi diario personal un p?rrafo que encendi? la primera “chispa” de luz. Dec?a literalmente as?:”Es un MIEDO a NO S? QU?…Es un miedo, tal vez, a ser JUD?A y que me descubran. Es el miedo a sentirme acosada, maltratada o calumniada…Es el miedo a sentir la insolidaridad de(…), el escurridizo proceder de (…),…miedo a sentirme en un suplicio…….”
Hace como unos diecis?is a?os empez? la revoluci?n interior y las dudas se disiparon hace muchos a?os: s? que mi alma es jud?a. No me preguntes por qu?, solo HaShem lo sabe. No lo vivo como un problema sino como la verdadera soluci?n a todo el malestar e intranquilidad que precedieron a este milagro que fue darme cuenta por fin de quien soy, de quien hab?a sido siempre a?n sin saberlo. Cuando empec? a aprender juda?smo y a entender como es la vida jud?a y la puse en pr?ctica, paso a paso,? me d? cuenta de que esas eran ( perd?n por el burdo s?mil) como mis zapatillas para andar en la vida, por fin hab?a encontrado mi calzado para poder vivir. Todos los otros modelos de zapatos que hab?a intentado usar y acoplarme a ellos, me rozaban, me molestaban, me fatigaban, me ven?an demasiado grandes o demasiado peque?os, demasiado estrechos o demasiado anchos. Estos zapatos son perfectos.
El juda?smo es lo que me da alas para volar hacia HaShem, es lo que me da la alegr?a para el encuentro con el otro, es lo que me da fuerza para derribar las barreras que parecen invencibles, de su sabidur?a es de lo que he podido tomar las herramientas para mi transformaci?n interior, de la comida kosher se nutre mi alma, de mis hermanos jud?os siento el calor de mi hogar, de Eretz Israel se tejen mis sue?os.
Y te contar? a?n m?s, casi un imposible, que mi esposo tambi?n est? conmigo en este regreso a “casa”. Y nuestra preciosa hija ya quincea?era conserva su alma limpia y pura, bezrat HaShem, en este peque?o Ed?n en el que HaShem ha convertido nuestro hogar. Sin HaShem, ? como iba ya a vivir?. Sin ser jud?a ? como iba yo a andar?.
As? pues, no temas, d?jate llevar por ese impulso que ya sientes, que indudablemente El ha puesto en tu coraz?n, para la Vida. Estudia, pon en pr?ctica lo que comprendas. No mires atr?s.Buscate un buen maestro del que aprender la Verdad. Y ten fe en Tu Creador, que El sabe lo que es mejor para cada uno, El no se equivoca nunca.
Y sepas que me tienes a tu disposici?n sinceramente para lo que humildemente pueda ayudarte. ? Donde vives? ? No hay javerim cerquita de t?? ? Est?s seguro?. No est?s solo.? Bienvenido al “Club”! Me gustar? seguir sabiendo de t?,, no quiero perderme tu proceso que va a ser otro milagro, bezrat HaShem.
Te deseo Shabat Shalom de coraz?n, adentrate en ?l y sorprendete del tesoro que Di-s te tiene reservado,
Leah