Mayor?a de edad sionista

Hace unas semanas, una peque?a y sencilla carta lleg? por correo, anunciando un dr?stico cambio en mi vida y la de mi familia.

All?, inocentemente entre el resto de las facturas y revistas, se encontraba una comunicaci?n oficial de las Fuerzas de Defensa israel?es, pidiendo formalmente a mi hijo que se presente el mes que viene, en la oficina local, para los ex?menes preliminares.

Bueno, no estaba escrita as? tal cual, pero se lo imagina.

Sin embargo, incluso la seca expresi?n militar del texto no pod?a ocultar la gran importancia de esta notificaci?n impersonal y computarizada.

Mi hijo mayor, el cual mi mujer y yo trajimos de peque?o cuando hicimos ali?, pronto vestir? el uniforme verde y tomar? armas para defender al pueblo jud?o y a su tierra.

Afortunadamente, la silla en la que me encontraba sentado en ese momento ten?a un s?lido marco de madera y se encontraba firmemente apoyada en el suelo. De otra manera, me podr?a haber ca?do del shock.

Muy adentro, por supuesto, sab?a que ese d?a llegar?a. Cuando decidimos vivir en el Estado Jud?o, significaba tomar ciertas responsabilidades y obligaciones, como limpiar detr?s de trabajadores desinteresados, dejar que empleados p?blicos te griten y pagar de m?s por una decente hamburguesa.

El servicio militar siempre fue una parte clara del paquete. Tan s?lo no cre? que llegar?a tan r?pido.

Y as?, como Tevie el lechero y su mujer Golde de El Violinista en el Tejado, no pude dejar de mirar a mi hijo y decir: ?no recuerdo haber crecido. ?Cu?ndo crecieron ellos??

Despu?s de todo, mi cabello es a?n casta?o, a?n si contin?a cayendo tan r?pido con lo hace el rating del presidente Obama.

Y a?n puedo ver a los dedos de mis pies sin que la panza bloquee la visi?n, a pesar de la gran cantidad de pizza que suelo consumir.

Pero lo idea de tener un hijo en edad de ser enrolado me dej? pensando si el tiempo-espacio a?n sigue funcionando de la manera correcta.

?F?sicos mundiales, controlen sus instrumentos!

Est? de m?s decir, que la reacci?n de mi hijo fue mucho m?s entusiasta. Luego de varias semanas de ver que sus amigos recib?an cartas de enrolamiento, estaba feliz de que la tan esperada carta haya llegado.

Mientras que la abr?a, una sonrisa emergi? en su cara, como si reconocer?a que este es el equivalente burocr?tico del bar mitzv?, un pasaje ceremonial hacia la madurez, la mayor?a de edad sionista.

Naturalmente, sali? disparado a compartir la noticia con sus amigos, dej?ndome a m? pensando qu? quiere esto decir.
Luego de vivir 15 a?os en este pa?s, de repente me sent? muy, extremada y especialmente? israel?, como si hubiese sido llevado a un club especial, con la noticia del enrolamiento de mi hijo, como si esta fuese una tarjeta de socio.

Puedo a?n preferir m?s el baseball que el deporte que juegan aqu? donde persiguen a un orbe de manchas blancas y negras que siempre se va de los l?mites, y siempre me va a gustar m?s al pastrami que ese mal oliente y de inapropiado nombre llamado shawarma. Pero me guste o no, pronto ser? el padre de un joven, y muy entusiasta, soldado de Tzahal.

De hecho, desde la llegada de dicha peque?a cara, he notado como ciertas cosas de la vida se han misteriosamente vuelto m?s destacadas.

Como la plegaria que decimos cada shabat en el Beit Kneset por la seguridad de nuestros soldados. O la gran apreciaci?n que tengo por los sacrificios que fueron hechos para que podamos desplegar nuestra bandera azul y blanca.

Y luego de reponerme de la sacudida inicial, sent? un surgimiento de orgullo patri?tico no tan diferente a la sensaci?n de tomarse una o dos botella de Red Bull, tan s?lo que sin las calor?as.

Pero tambi?n se encontraba un sentimiento m?s oscuro, m?s exasperante, que detect? y el cual ha crecido intensamente durante las ?ltimas semanas.

Puede tener base, pero no puedo dejar de sentir un cierto enojo por esos j?venes de distintos sectores que abusan del sistema y eluden el llamamiento a las filas, dej?ndoles a otros realizar el ?trabajo sucio? de defender el pa?s.

Por todas las excusas que ellos ponen, no tengo duda que cada uno de ellos van a tener mucho que explicar cuando eventualmente lleguen al juicio divino.

El medio oriente es un lugar peligroso, y como cualquier asqueroso barrio, se necesitan medidas para mantener a los chicos malos acorralados. C?mo puede haber personas que justifican no realizar el servicio, mientras que otros arriesgan sus vidas para protegerlos, es simplemente exasperante.

Pero al final del d?a, prefiero concentrarme en lo positivo, manteniendo presente que hay otros que se portan bien, todo lo que puedo hacer es vivir de acuerdo a los ideales en los que creo y que les he ense?ado a mis hijos.

Sin embargo, cuando le pregunt? a mi hijo por qu? quiere ir al ej?rcito, esperaba recibir una respuesta al estilo Rambo con la profundidad de un video juego.

Pero sin un poco de bravuconer?a en su voz, me dijo simplemente: ?Pa, quiero proteger a mi pa?s?.

Como cualquier padre, siempre me he preguntado si he criado a mis hijos correctamente.

En ese momento, creo que m?s que en cualquier otro, estaba seguro de haberlo hecho.

Michael Freund

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