Un nuevo mal est? azotando al Medio Oriente y m?s all? a?n, extendi?ndose global y r?pidamente al igual que las ?ltimas enfermedades de las que hemos o?do.
Como cualquier otra epidemia, este vil virus ha dejado un gran l?o en su camino, creando una gran cantidad de v?ctimas a medida que va cruzando l?mites y continentes tan r?pido como la banda ancha puede funcionar.
Es ?histeria sagrada?, e incluso ha atacado a algunos de los l?deres de la comunidad internacional.
El indicio m?s asiduo de la misma, como cualquier m?dico pol?tico puede explicar, es una sobre reacci?n irracional al derecho b?sico y fundamental del pueblo, de reverenciar sus propios lugares sagrados.
En casos sumamente graves, los s?ntomas de la enfermedad han incluido el denegar la conexi?n jud?a hist?rica con varios lugares sagrados as? como ignorar en forma intencional la enorme cantidad de evidencias que refutan dichos reclamos.
La ?ltima persona que fue atacada por dicha enfermedad no es otro que el Presidente egipcio Hosni Mubarak, quien se uni? a la lista de l?deres mundiales que han denunciado la reciente publicaci?n de los sitios hist?ricos del patrimonio israel?.
El 2 de marzo, durante una conversaci?n telef?nica entre el Primer Ministro Biniam?n Netaniau y Mubarak, el ?ltimo le advirti? respecto a ?la peligrosa implicaci?n de la invasi?n al Monte del Templo e ingresar a la Tumba de los Patriarcas y la Tumba de Rajel a la lista del patrimonio israel??.
El Cairo fue tan radical que incluso present? una protesta oficial al gobierno israel?.
Sin embargo, incluso la abrupta reacci?n de Mubarak parece moderada en comparaci?n con las fren?ticas respuestas de la autoridad palestina, las cuales compitieron unas con otras en su condena al Estado de Israel.
Tome por ejemplo al Jefe de la Autoridad Palestina, Mahmud Abas, quien en su visita a Bruselas, durante el ?ltimo febrero, ha ido tan lejos hasta declarar que la decisi?n israel? puede generar hostilidades, denomin?ndola ?una seria provocaci?n que puede llevar a una guerra religiosa?.
El Primer Ministro del Hamas en Gaza, Ismail Haniya, llam? a los palestinos a comenzar una nueva intifada y declar? en forma desafiante, ?Jerusalem es nuestra, la tierra es nuestra. No aceptaremos dichas decisiones?.
Y en su reuni?n semanal en Ramala, el gabinete de la Autoridad Palestina, fue incluso m?s all?, denegando la conexi?n jud?a a los lugares de entierro de los patriarcas b?blicos y refiri?ndose a ellos como ?sitios arqueol?gicos e hist?ricos de los palestinos?.
No sorprendi?, que la comunidad internacional r?pidamente se coloc? del lado palestino en respuesta al movimiento israel?. La uni?n europea lo llam? ?un acto provocativo?, as? como lo hizo el Departamento de Estado de EEUU, y el coordinador especial de la ONU para el proceso de paz en medio oriente, quien realiz? una declaraci?n especial diciendo que se encuentra ?preocupado? por la decisi?n.
Esta tempestad sobre las tumbas es tanto absurda como ofensiva, e Israel no deber?a de ninguna forma dar el brazo a torcer por la presi?n.
Sitios tales como la Tumba de Rajel y la de los Patriarcas son parte del patrimonio nacional y religioso del pueblo jud?o, y nosotros no necesitamos el permiso de nadie para renovarlos y mantenerlos.
Nuestra reverencia por dichos sitios, y nuestra relaci?n con los mismos son anteriores a Mahoma y a Jes?s, y nadie tiene el derecho de decirnos d?nde y c?mo servir a D?s.
De hecho, todo este episodio nos demuestra cu?n hip?critas pueden ser los cr?ticos de Israel.
Despu?s de todo, fue hace 15 a?os atr?s, en los Segundos Acuerdos de Oslo en Septiembre de 1995, que los palestinos mismos reconocieron la relaci?n de Israel con la Tumba de Rajel.
En el art?culo V, anexo I, del acuerdo, los palestinos aceptan que ?la presente situaci?n y las pr?cticas existentes en las tumbas deben ser preservadas?, queriendo decir que claramente aceptan el control israel? y el uso del sitio, que nunca ha sido nada m?s que un lugar de adoraci?n jud?o.
Por lo tanto, lo que el jefe de negociaciones palestino, Saeb Erekat, declara ser ?una decisi?n unilateral para que los sitios Hebr?n y Betlehem sean parte de Israel? no es tan solo absurda sino tambi?n totalmente falsa.
Y dado que los acuerdos fueron firmados en la Casa Blanca, frente al mundo, y contaron con testigos formales de la administraci?n estado unidense y de la Uni?n Europea, uno esperar?a que vean m?s all? de los caprichos palestinos.
Peor a?n, al participar en el fingir del liderazgo palestino, la comunidad internacional est? d?ndole cr?dito a la bota negaci?n de la esencia jud?a de estos sitios.
Usted no debe ser un erudito en la Biblia o un estudioso arque?logo, para reconocer la antigua e indiscutible naturaleza jud?a de la Tumba de Rajel y la de los Patriarcas.
El argumentar lo contrario, es semejante a decir que la tierra es plana, Elvis est? vivo y la luna es de queso, y as? es como deber?an ser vistas las quejas palestinas.
De hecho, el profesor contempor?neo Zev Vilnai, en su monumental estudio, ?Tumbas Sagradas en la Tierra de Israel?, dijo que, ?La Cueva de Majpel? y la tumba de los patriarcas fueron conocidas durante todas las ?pocas, y los jud?os se refieren a ellas con gran estima ? (Vol.1, p.102).
Similarmente, respecto a la Tumba de Rajel, Vilnai, quien es considerado experto en el tema, escribi? que ?es conocida a lo largo de todas las generaciones, desde las m?s antiguas en adelante? (Vol.1, p.149).
Pero el triste hecho es que la historia y la realidad no siempre son tomadas en cuenta cuando se trata de la forma en que el mundo ve a Israel.
Consumados por la ?sagrada histeria?, prefieren insultar e incluso denigrar a nuestras m?s antiguas tradiciones incluso si as? les dan a los palestinos argumentos para no querer volver a la mesa de negociaciones.
Pero d?jenlos quejarse cu?nto deseen. Aquellos como yo que aprecian y visitan sitios jud?os sagrados continuar?n haci?ndolo, m?s all? de que otros lo aprueben o no. Y estoy feliz de que el gobierno finalmente haya decidido invertir el dinero necesario para renovar y restaurarlos.
No tenemos por qu? pedir perd?n por dar respecto a los padres y madres del pueblo jud?o, y es una bendici?n que nuestra generaci?n tenga acceso a dichos sitios.
Valorar nuestro pasado, que quede claro, no es un pecado. Pero permitir al resto pisotearlo deber?a serlo.
Michael Freund