Celebrando en la sombra de la guerra

Con cohetes cayendo en el sur, y tropas de Tzahal combatiendo en las calles de Gaza, me encuentro estupefacto ante uno de los dilemas que la vida nos presenta.

Es el desaf?o de la incongruencia, de la disonancia entre los eventos que vemos en la televisi?n y la paz del d?a a d?a, y la realidad es que no estoy seguro de qu? hacer.

Muchos de ustedes seguramente piensan lo mismo. Viendo las noticias cada d?a, es dif?cil no pensar as?.

Mientras que valientes j?venes en uniforme est?n luchando contra los terroristas del Ham?s, y los residentes de Ashkel?n, Ashdod y Sderot est?n corriendo para poder recibir un refugio, nosotros continuamos nuestra vida diaria como si nada.

Alguien tiene que hacer el trabajo sucio, nos decimos a nosotros mismos, y los ni?os necesitan ayuda con las tareas, repetimos tiernamente.

Pero dentro nuestro, en el inconciente, la culpa nos remuerde.

Para decirlo sin rodeos: en ?pocas de crisis, cuando la naci?n est? en guerra, ?nosotros nos atrevemos a re?r, cantar o danzar? ?Est? bien ir al cine con la esposa, o a tomar un caf? acompa?ado de un buen libro?

El tan solo pensarlo parece indecente, inapropiado. Despu?s de todo, nuestros amigos, nuestros vecinos, nuestros primos est?n eludiendo cohetes a tan solo 50 o 60 kil?metros de distancia. Nuestros soldados no est?n en un lugar seguro. No parece bien.

Y a pesar de todo, si somos humanos, ?c?mo podemos no realizar las actividades que nos autodefinen? M?s a?n, frenar todo y dejar nuestras vidas de lado es exactamente lo que los terroristas desean.

All? es donde yace el dilema.

LA PREGUNTA es particularmente sutil porque en unos d?as, uno de mis hijos ser? llamado a la Tor? con motivo de su Bar Mitzv?. ?l recitar? las bendiciones con fervor, leer? del antiguo texto y marcar? su paso a la adultez de la forma en que lo han hecho los jud?os durante siglos.

Es un evento lleno de alegr?a, bailes y muchos caramelos, y as? deber?a ser. ?O no?

Incluso si quisiese bloquear la angustia e incertidumbre que se vive con respecto a lo que sucede en el sur, varios recordatorios obviamente surgir?n. Est? el primo que no podr? venir porque se encuentra en Gaza , y un amigo de la comunidad que deber? cancelar dado que lo llamaron como reservista.

Por lo que mientras mi esposa y yo estemos deleit?ndonos de los logros de nuestro hijo este fin de semana, otros padres estar?n rezando por que sus hijos retornen en paz.

Este es un tangible ejemplo de cuan peque?a es esta naci?n, donde eventos en los titulares pueden llegar a golpear en la puerta de nuestro hogar m?s de lo que nos gustar?a admitir.

En un pa?s tan grande como Estados Unidos, por ejemplo, uno puede vivir toda la vida sin conocer a nadie que haya servido en el ej?rcito. Aqu?, es imposible.

Un beb?, dijo el historiador Carl Candburg una vez, es la opini?n divina de que la vida debe continuar. Lo mismo puede ser dicho con respecto a un Bar Mitzv?, incluso si uno siente un tanto de culpa.

En la ra?z, supongo, se encuentra el sentido de frustraci?n y de inutilidad que muchos de nosotros sentimos con lo que est? sucediendo. Aturdido por reportes diarios de terror, muchos jud?os no saben c?mo pueden ayudar, o mostrar solidaridad en este dificil per?odo.

Quiz?s la respuesta se encuentra en un incidente que marca la Tor?, cuando el pueblo jud?o se encontraba vagando por el desierto y se enfrent? a su archi-enemigo Amalek. Mosh?, acompa?ado por Ahar?n y Jur, ascendieron a una monta?a desde la cual se visualizaba la batalla, y se sentaron en una roca. El ex?geta b?blico, Rashi, explica que Mosh? hizo esto dado que se dijo a s? mismo, ?el pueblo jud?o est? sufriendo, entonces yo sufrir? con ellos?.

Ninguno de nosotros, por supuesto, es Mosh?. Pero en tiempos como estos, cuando tanto se encuentra en riesgo, deber?amos aprender del ejemplo, y realizar algo para calmar el sufrimiento de nuestro pueblo.

Esto puede ir desde hospedar a familias del sur, mandar paquetes a los soldados hasta proveer apoyo a una organizaci?n que asiste a los residentes de Sderot. Hay prejuicios period?sticos que combatir, art?culos que escribir, posiciones que ser explicadas y much?simas plegarias por ser recitadas.

Mientras que estas sugerencias puedan no proveer la cura de todos los males israel?es, si nos dan m?todos pr?cticos de realizar algo concreto para mejorar la situaci?n. E incluso, si nuestras acciones parecieran no influenciar el resultado de los eventos, al menos, al volvernos m?s comprometidos en pro del pueblo jud?o, logramos mejorar a nivel personal.

Y esto, por s? mismo, es ya un paso crucial hacia la victoria.

Michael Freund

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