Una naci?n, muchos rostros

Hace m?s de 20 a?os, cuando era estudiante de la Universidad de Princeton, me encontr? viviendo con un inteligente joven religioso luterano de Iowa. Esta, fue de seguro una mezcla un tanto inusual, y ?l nunca pudo comprender por qu? corr?a todos los d?as a la plegaria o chequeaba los ingredientes de cada uno de los paquetes de comida. Pero era un hombre estudioso y cosmopolita, de esos que sus escritorios siempre se encuentran llenos de libros, y su curiosidad sobre el mundo y su inteligencia siempre llevaban a interesantes conversaciones.

Cuando le pregunt? una vez cu?ntos jud?os cree que viven en Am?rica, me impresion? al ver su insistencia acerca de que deb?a de haber ?cerca de 50 millones de jud?os en este pa?s?. Le ped? que explique la base de su razonamiento, mi amigo se encogi? de hombros y me dijo, ?bueno, crec? en un pueblo en el centro de Am?rica, el m?dico de mi padre era jud?o, su abogado era jud?o y asimismo su contador, y?, agreg?, ?hay tantos jud?os prominentes en distintas ?reas, que seguramente debe haber cerca de 50 millones o m?s de ellos por all??. Solo cuando le mostr? un libro que dec?a que debe haber cerca de 13 millones de jud?os en todo el mundo aproximadamente, se encontr? satisfecho y comprendi? que su estimaci?n era bastante exagerada.

Siempre pienso en esa conversaci?n, dado que se refer?a a cuestiones claves como la percepci?n de los jud?os, nuestro rol en la sociedad y el impacto que nosotros como pueblo tenemos en el mundo. Pero creo que de todas formas plantea otro asunto, quiz?s incluso m?s importante, uno que generalmente no es tratado con la seriedad que corresponde: ?acaso es importante cu?ntos jud?os hay en el mundo?

Tradicionalmente, por supuesto, nunca hemos puesto mucho ?nfasis en el tama?o del pueblo jud?o. Durante los ?ltimos 2000 a?os, viviendo a merced del resto, tendemos a concentrarnos m?s en la calidad que en la cantidad. Esta, posiblemente, es la raz?n por la cual los jud?os tienden a darle poca importancia a los n?meros, argumentando que lo que realmente importa es si estamos trabajando eficientemente para construir nuestro destino nacional.

Pero yo creo que esta forma de pensar es producto del exilio, consecuencia de que nos encontr?bamos m?s preocupados por sobrevivir, que por prosperar, durante el largo y oscuro viaje de una tierra a la otra. En el camino, no comprendemos la importancia que los n?meros pueden tener en la vida de nuestra naci?n. Y hemos ido tan lejos que creemos que nuestra debilidad num?rica es algo valorable, meritorio de darle significado y mantenerlo como un ideal.

Ni las fuentes jud?as ni la historia jud?a justifican esta visi?n, y es tiempo de revisar la cuesti?n, no s?lo porque es un ejercicio intelectual interesante, sino por la gran importancia que tiene para formar la pol?tica de las comunidades, el futuro y la visi?n mundial.

Un principio de fe jud?a muy conocido es que el Creador eligi? al pueblo jud?o para ser Su ?nico instrumento en este mundo. ?Y ser?n para m? un reino de cohanim y un pueblo sagrado?, le dice Hashem a Moshe, que debe decir a Israel antes de recibir la Tor? en el Monte Sina?.

Luego, en el libro de Devarim, la relaci?n de Israel con Hashem es descripta en t?rminos ?ntimos: ?Son los hijos de Hashem su Dios? son un pueblo sagrado para Hashem su Dios, y Hashem los ha elegido para que sean Su tesoro entre todos los pueblos de la tierra?.

De los vers?culos, est? claro que Hashem no eligi? a una familia o a una peque?a tribu para servir sus prop?sitos en este mundo. Sino que eligi? a una naci?n entera, el pueblo de Israel. Obviamente, entonces, una masa cr?tica es esencial para llevar a cabo nuestra sagrada misi?n, porque si no, hubiese puesto Hashem la responsabilidad en unas pocas manos u hombros.

En otras palabras, la cantidad s? que importa. Los cr?ticos suelen asediar este tipo de pensamiento, diciendo que cantidad sin calidad es de poco valor para asegurar el futuro jud?o. Pero lo que no se dieron cuenta es que lo opuesto es igualmente verdadero. Un peque?o pueblo, el cual consiste solamente en una peque?a cantidad de miembros comprometidos, dif?cilmente podr? cumplir con los desaf?os y amenazas para sobrevivir, sean f?sicas o espirituales.

Y esa, quiz?s, es la raz?n por la cual Hashem prometi? a los patriarcas, Abraham, Itzjak y Yaacov, que el pueblo jud?o ser? numeroso como las estrellas del cielo o la arena del mar. Porque solo entonces podremos estar en una posici?n en la cual podamos cumplir con nuestro objetivo.

De hecho, incluso una r?pida mirada de la Tor? y los comentaristas nos revela que la destreza demogr?fica del pueblo jud?o se encuentra constantemente enfatizada en las promesas divinas a nuestros patriarcas.

?Y har? que tu descendencia sea como el polvo de la tierra?, Hashem le asegura a Abraham, dici?ndole, ?que, si pudiese el hombre contar el polvo de la tierra, tambi?n tu descendencia ser?a contada?. Rashi comprende esta promesa en forma literal, no metaf?rica. Dicho ex?geta explica el vers?culo de la siguiente forma: ?as? como el polvo de la tierra no puede ser contado, as? tu descendencia no podr? ser contada?.

Promesas similares fueron realizadas a Itzjak y Yaakov, y cuando Mosh? le habla a Israel antes de su muerte, tambi?n ?l profetiza que se multiplicar?n ?m?s de mil veces?. Esto, dice el Netziv, es una promesa que se refiere tanto a la cantidad como a la calidad del pueblo jud?o.

M?s de un milenio despu?s, durante el per?odo herodiano, el pueblo jud?o creci? y se torn? en una gran fuerza en la escena mundial. Como el historiador Paul Johnson lo ha mostrado.

Uno de los c?lculos dice que durante el gobierno herodiano, hab?a cerca de 8 millones de jud?os en el mundo, de los cuales 2.350.000 a 2.500.000 viv?an en Palestina, en ese entonces, los jud?os constitu?an el 10% del imperio romano. Esta naci?n en expansi?n y su prol?fica di?spora eran las fuentes de riqueza e influencia de Herodes.

Es interesante notar que al mismo tiempo, ha tenido lugar lo que los historiadores denominan el primer censo del mundo, en China, en el octavo mes del a?o 2 a.e.c. El mismo descubri? que hab?a cerca de 57.5 millones de chinos, o 7 chinos por cada jud?o.

Salte 2000 a?os m?s, y los n?meros por supuesto son diferentes, con China multiplic?ndose a m?s de 1.1 bill?n de personas, cuando el pueblo jud?o cuenta con un poco m?s de 13 millones de almas.

No es necesario decir, que la diferencia es atribuible a todas las expulsiones y persecuciones que han sido nuestro destino, las cuales han sacado muchos jud?os de nuestros rangos, dejando tan solo un peque?o remanente de lo que podr?a haber sido.

Esta triste realidad, escribi?, fue un ?golpe mortal particularmente para los jud?os de Europa Oriental por su especial joven estructura?. Esto, dijo, caus? ?un da?o demogr?fico a largo plazo?, con ramificaciones, ?mucho m?s all? de lo que nosotros pensamos?.

De hecho, como Della P?rgola demostr?, el porcentaje de jud?os en el mundo est? cayendo. Antes de la Segunda Guerra Mundial, hab?a ocho jud?os cada mil personas en el mundo, hoy d?a hay 2 jud?os cada mil personas y el n?mero sigue cayendo.

Los descubrimientos son un temporal y angustiante recordatorio de la enorme destrucci?n que trajo el holocausto. No solo tom? por v?ctima a los seis millones de jud?os que fueron asesinados por los alemanes y sus colaboradores, sino tambi?n a sus ni?os, nietos y todos sus descendientes, privando al mundo de millones de preciosas almas. En otras palabras, la dimensi?n de la matanza, a lo largo de los a?os, se vuelve m?s extensiva e incomprensible.

Tan solo imag?nese un mundo con un vibrante y amplio pueblo jud?o, m?s del doble de su presente tama?o, sin estar constantemente amenazados por la amenaza demogr?fica y la asimilaci?n.

Considere por un momento las riquezas culturales y espirituales que producir?a, las grandes contribuciones intelectuales y cerebrales a la humanidad que otorgar?a, y as? puede comenzar a darse cuenta el alcance que tiene lo que hemos perdido.

DE ALGUNA FORMA, a medida que fuimos colectivamente golpeados, en la di?spora a lo largo de los siglos, parecemos habernos alejado de esta visi?n. Pero ahora puede llegar a ser el momento de reconsiderar este aspecto. Despu?s de todo, el tama?o s? importa, sea en b?squetbol, negocios o en diplomacia internacional. Y para poder marcar la diferencia en el mundo y vivir de acuerdo a nuestra misi?n nacional Divina, como jud?os, necesitamos un ?equipo? mucho m?s grande y diverso que el que se encuentra a nuestra disposici?n.

Esto quiere decir que no solo debemos trabajar m?s duro para preservar a los jud?os jud?os, sino que debemos expandir nuestros horizontes y buscar formas consistentes a la halaj? para poder as? agrandar nuestros n?meros.

Un buen lugar para comenzar puede ser los descendientes de jud?os, con comunidades que tienen una conexi?n hist?rica con el pueblo jud?o y se encuentran, en este momento, interesados en retornar. Esto incluye a Bnei Menash? del noreste de la India, los cuales son descendientes de una tribu perdida de Israel, los Bnei Anusim de Espa?a, Portugal y Latino Am?rica (a los cuales los historiadores denominan con el t?rmino peyorativo ?marranos?), los ?jud?os escondidos? de Polonia de la ?poca del holocausto, as? como otros.

Los ancestros de estas personas fueron quitados por la fuerza del pueblo jud?o, y les debemos a ellos y a sus descendientes el abrazarlos y darles la oportunidad de retornar a casa. Hacer esto, no solo corregir? el da?o hist?rico causado, sino que nos fortalecer? num?rica y espiritualmente.

Esto no es un llamado a convertirnos en misioneros, ni tampoco un pedido para comenzar a convertir a gentiles. Se trata de abrir las puertas a nuestros hermanos perdidos, conocidos como Zera Israel (descendientes de Israel), y? a reforzar la relaci?n con ellos.

Tome, por ejemplo, los Bnei Anusim, cuyos ancestros fueron forzados a convertirse al catolicismo entre los siglos XIV y XV, en el mundo hispano y portugu?s parlante, pero que continuaron preservando su identidad jud?a en secreto a lo largo de las generaciones. Cinco siglos despu?s, un mayor n?mero de descendientes est? emergiendo de entre las sombras, tratando de reclamar su patrimonio perdido.

Es un fen?meno de proporciones sin precedente alguno, desde Lisboa hasta Lima, y desde Madrid hasta M?xico. Personas alrededor de todo el mundo hispano y portugu?s parlante est?n eligiendo explorar sus ra?ces familiares jud?as, las cuales fueron generalmente enterradas bajo el peso de la historia.

El alcance que tiene dicho legado fue reforzado por los resultados de una muy reconocida revista de investigaci?n, el American Journal of Human Genetics en 2008, en el cual unos bi?logos declararon que el 20% de la poblaci?n de Espa?a y Portugal tiene ancestros jud?os sefaraditas. Dado que la poblaci?n conjunta de ambos lugares excede los 50 millones de habitantes, esto quiere decir que m?s de 10 millones de espa?oles y portugueses son descendientes de jud?os.

Estas no son tan solo especulaciones, sino m?s bien resultados exactos de un laboratorio de investigaci?n. El estudio, liderado por Mark Jobling de la Universidad de Leicester en Inglaterra y Francesco Calafell de la Universidad Popeu Fabra de Barcelona, analiz? los cromosomas Y de sefaraditas pertenecientes a comunidades a donde los jud?os emigraron luego de la expulsi?n de Espa?a en 1942. Sus cromosomas fueron comparados con los cromosomas Y de m?s de 1000 personas que viven en Espa?a y Portugal. Dado que el cromosoma Y es pasado de padre a hijo, los genetistas pudieron contrastar un grupo con el otro, llevando a la remarcable figura que un quinto de los habitantes de la pen?nsula ib?rica son descendientes de jud?os.

Pi?nselo: es como si un gran espejo fuese expuesto frente a una persona espa?ola y portuguesa, forz?ndolo a mirarse a s? mismo y ver su realidad nacional, individual e hist?rica.

Pero m?s convincente respecto a lo que esto significa para el pasado es lo que representa para el futuro. Si Israel y el pueblo jud?o realizan un esfuerzo conjunto para conectarse con nuestros hermanos gen?ticos en Iberia, esto podr?a tener un profundo impacto en distintas ?reas. El simple hecho de que tantos espa?oles y portugueses tienen ascendencia jud?a puede tener un gran efecto en sus actitudes hacia los jud?os e Israel.

Como director de Shavei Israel, organizaci?n que trabaja con ?jud?os perdidos? alrededor del mundo, he visto una y otra vez ? cuando una persona descubre, o ha redescubierto, sus ra?ces jud?as, inevitablemente desarrolla cierta afinidad con el pueblo jud?o y una mayor simpat?a con Israel y la causa jud?a. Obviamente, no todos los millones de personas con ascendencia jud?a correr?n a convertirse al juda?smo o a realizar ali?. Pero algunos, sin duda alguna, retornar?n a nuestro pueblo y fortalecer?n nuestras filas.

La idea de que dichos ?jud?os perdidos? finalmente retornar?n se encuentra profundamente arraigada en el pensamiento jud?o, incluso si la mayor?a de nosotros no se da cuenta.

Tome por ejemplo, la visi?n del profeta Isa?as, quien dice ?en ese d?a, sonar? un gran shofar y aquellos que se encontraban perdidos en la tierra de Asiria retornar?n y los que se encontraban dispersos en la tierra de Egipto, se arrodillar?n ante Hashem en el monte de Jerusalem?. De acuerdo a Rashi, la primer parte del vers?culo ? ?aquellos que se encontraban perdidos en la tierra de Asiria? ? significa ?aquellos que se encuentran mucho m?s alla del r?o Sambati?n?, haciendo referencia a las 10 tribus de Israel que salieron al exilio hace m?s de 2700 a?os atr?s. En otras palabras, sus descendientes, m?s all? de que estuvieron perdidos durante tantos siglos, retornar?n.

Lo mismo respecto a los Bnei Anusim. El gran Don Itzjak Abrabanel, quien fue testigo de la expulsi?n de los jud?os de Espa?a en 1492, escribe conmovedoramente en su comentario al libro de Devarim, que muchos Bnei Anusim ?deben mezclarse con ello (las naciones) y ser considerados como ellos, pero en sus corazones retornar?n a Hashem? y aquellos que abandonaron la religi?n (el juda?smo) por obligaci?n, sobre ellos est? escrito, ?y ?l los reunir? de entre las naciones??.

El ilustrado Rabi Ytzjak HaCohen de Lublin va m?s all? a?n, y dice que todos los descendientes de jud?os retornar?n al pueblo jud?o. En su trabajo Resisei Laila, escribe que esto incluye a aquellos descendientes de jud?os que no saben que lo son: ?dado que todo el que es descendiente de Israel, no debe ser olvidado?.

Desde el comienzo, la naci?n de Israel fue dividida en 12 tribus, cada una de las cuales posee sus rasgos, talentos y bendiciones. Hashem, con Su gran inteligencia, consider? necesario que nuestro pueblo se una a trav?s de la diversidad, como una orquesta que se encuentra compuesta por diferentes m?sicos, cada uno tocando su instrumento incluso si sigue el mismo libro de m?sica.

Vivimos en un mundo que cada vez se torna m?s peque?o, gracias al alcance de Internet. Para poder prosperar en esta aldea global, necesitamos jud?os chinos y jud?os indios y jud?os polacos, no menos que jud?os americanos y jud?os australianos. Somos una sola naci?n, con muchos rostros, y debemos de acelerar nuestra diversidad y comenzar a verla como una fortaleza m?s que una debilidad. Puede ser que nunca alcancemos a los chinos en el aspecto num?rico, pero podemos y debemos buscar nuevas oportunidades de crecer. Ha llegado el momento de realizar un esfuerzo concertado para llegar a los descendientes de jud?os.

Nuestro precario estado como pueblo, y las amenazas que enfrentamos en casa y en el exterior, demandan mucho m?s. Y esto, debo agregar, hace nuestro destino.

Michael Freund – Jewish Ideas
21/05/2010

One thought on “Una naci?n, muchos rostros

  • November 7, 2014 at 12:48 am
    Permalink

    Excelente articulo en consonancia y armon?a con la mism?sima palabra de Hashem y el mensaje prof?tico.
    Esperanzador y muy necesario para el pueblo jud?o en este agitado siglo XXI.
    No se trata de atraer o convertir gentiles,
    se trata de rescatar a los hijos de Israel.
    Am Israel Jai !!!
    Shalom

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